«Los ciudadanos han de reflexionar sobre su contribución a la propagación del virus de la desinformación»

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OPINIÓN

JAVIER BLASCO | Efe

15 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Reconozcámoslo: no somos los más listos

Desde el pasado mes de febrero no veíamos a ningún chino sin mascarillas. Aquí nos reíamos, incluso algunos medios publicaban que no servían para nada.

Lo que había que hacer era lavarse las manos y gel.

Nos distraen, pero esto va de mascarillas, distancia y aerosol (entendido como el volumen de aire que emites al respirar. Si tomas un café abres la mascarilla (como si fuera una puerta, tratas de no hablar y la cierras).

Hoy China ha pasado el virus y la economía sube, pero nosotros, seis meses más tarde, no somos capaces de copiarles. Se requiere un esfuerzo didáctico desde los medios, que enseñe a mayores y niños, con vídeos descriptivos.

Corredores y ciclistas tendrán que llevar mascarillas quirúrgicas (no es lo peor que les puede pasar). La prohibición de fumar sin distancia y por otras razones es importante, pero no suficiente. No hay riesgo cero, pero reconozcámoslo, ¡no somos los más listos! María José Porta Varela.

Sobre lo que no se puede hablar, mejor es callar

Hoy en día cualquiera sabe de todo. Basta una breve estancia en cualquier terraza, local o establecimiento que usualmente frecuente para comprobarlo. En tales lugares no se asombrará usted si encuentra a varios epidemiólogos instando al confinamiento de tal o cual municipio, un puñado de juristas debatiendo sobre la constitucionalidad de las medidas adoptadas por el Ejecutivo autonómico o nacional, y más de un conspiranoico que, en una especie de conciliábulo improvisado, alude a supuestos complots a escala mundial. Tal y como la mascarilla impide la transmisión del virus del covid-19, los ciudadanos han de reflexionar sobre su contribución a la propagación de otro virus, el de la desinformación, que lleva a la constante crispación y cuestionamiento de toda decisión proveniente de las autoridades. La necesidad de una sociedad crítica no es óbice para reprobar la actitud de quien opina sin conocimiento de causa y, por si fuese poco, todavía trata de imponer dicha opinión. En estos momentos tan trascendentales conviene recordar las últimas líneas del Tractatus Logico-Philosophicus de Ludwig Wittgenstein: «Sobre lo que no se puede hablar, mejor es callar». Alejandro Velo Rodríguez. A Coruña.

Amar el surf

Y de repente llega alguien y te sorprende.

Adriana puede ser tímida en ocasiones, como solo se puede ser con diez años. Aunque vivimos en León, le encanta el surf, pero por esas cosas de la timidez nunca aceptó apuntarse a un curso. Durante este verano tanto ella como yo coincidimos con varios profesionales que muchas veces tuvieron un gesto, una sonrisa o una palabra amable.

Un día, un chico la animó. Le dio unos consejos que su padre no alcanzaba a darle, e incluso le dejó probar su tabla, «una tabla de mayor», y ese día el interés de Adriana se disparó.

Se llama Fran y me dijo que si la niña tenía material para la practica del surf, y si yo la acompañaba y me responsabilizaba de ella, él la ayudaba a mejorar; que no cobraba nada, que nada quería a cambio, que en su día tuvo una escuela de surf y que lo hacía porque le gustaba.

Esa misma noche, buscando información, me encontré con un blog que rebosa información desinteresada de la práctica del surf, y con un grupo de cerca de 200 personas que, en menor o mayor medida, se enriquecen con los conocimientos que este apasionado transmite de manera altruista. Lleva años así, y los motivos que le llevaron a hacerlo no me corresponde a mí exponerlos, pero sí alabar su dedicación constante.

Encontrar a alguien que domine una materia como es el surf, que la transmita con esa pasión y que lo haga de forma desinteresada como él hace, personalmente me llena de una enorme admiración.

Muchísimas gracias, Fran. Marcos Vilariño González.

La vida no es una huella digital

La vida no es una huella digital, telemática, es más una pisada en la arena; aunque la borre la mar, permanecerá perenne en la memoria de la salitre humana. Al día siguiente, vuélvela pisar, para recordarte que eres único, sujeto, no objeto, y merecedor de compartir tu don de ser humano con alguien especial. Óscar Costas. A Coruña.