Casaldáliga: admiración y agradecimiento

OPINIÓN

Sebastiao Moreira | Efe

10 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha muerto un referente religioso de talla mundial: Pedro Casaldáliga, el obispo emérito de São Felix do Araguaia, en el Mato Grosso de Brasil. Las causas de su vida fueron Dios, los pobres, la tierra y los pueblos originarios. Voz de denuncia frente a los empresarios y políticos que destruyen la Amazonia sin ningún pudor, y por eso mismo perseguido y amenazado.

También fue un gran místico y poeta. Para muchos sus poemas fueron faro en momentos de tormenta, caricia de Dios cuando todo parecía ir de mal en peor, sostén en la fe y la esperanza de que el mal no tendrá la última palabra. ¡Cuánta ternura, cuánto grito de justicia, cuánta belleza nacida de sus pies descalzos atravesando una tierra herida y desolada con un simple báculo de madera y sin mitra!

Un día escribió: «Al final del camino me preguntarán, ¿has vivido, has amado? Y sin decir nada, abriré un corazón lleno de nombres». Cuando todavía no era moda en la Iglesia eso de «obispo con olor a oveja», Casaldáliga ya lo era en espíritu y verdad. Siempre exhibió una vida austera y sin privilegios: su biografía y sus textos deberían ser de estudio obligatorio para los obispos, a ver si se les pega algo. Ha sido en nuestros tiempos un personaje de naturaleza bíblica, un profeta de la justicia, el amor y el perdón transformador, protesta amorosa y audaz plena de paz sobre la violencia de su entorno. Amigo y compañero, intercede por nosotros desde el cielo.