Más asesores

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

Elvira Urquijo A. | Efe

10 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Es difícil explicarlo sin caer en una simplificación, pero la realidad es que, según parece -y así se ha publicado-, el Gobierno español ha disparado (o disparatado) hasta 777 el número de asesores nombrados a dedo. Una cifra llamativa si se tiene en cuenta que, en la etapa anterior a Sánchez, al parecer había 104 asesores menos. ¿Y qué hace tanto asesor en la corte de Sánchez? Pues, al parecer, asesorar, aunque muchas veces no esté claro sobre qué o para qué. Lo que lleva a sospechar que entre ellos pueda haber brillantes asesores de la nada.

Pero no es esta una exclusiva del Gobierno español. Un personaje como Ada Colau ha elevado también el número de asesores de los comunes a sueldo de la Diputación de Barcelona. Así, sus comunes son los únicos que han nombrado a más asesores políticos en esa Diputación en la actual situación pandémica. Lo que quiere decir que no todos han salido perdiendo en esta virulenta crisis. Como si nadie supiese vivir sin una corte de asesores.

Veamos un caso reciente. El Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) -el fondo de rescate que se habilitó durante la salida de la Gran Recesión- ha preparado una gran línea de crédito a un coste mínimo para ofrecer alternativas a países como España, Italia o Grecia, que tienen un acceso más complicado (es decir, más caro y limitado) a otros tipos de financiación. En el caso de España, estamos hablando de 24.000 millones, amortizables en diez años, lo cual podría significar un ahorro de unos 1.300 millones de euros. Pero, ¿cómo nos verán los demás países? ¿Podría entenderse ese préstamo como una petición de rescate financiero que debilitase nuestra imagen internacional? La gran pregunta es: ¿cuántos asesores necesitará Sánchez para dilucidar estas cuestiones? Me temo que muchos. Porque la cuestión tiene su complejidad y nuestros sabios asesores deberán encargarse de multiplicar sus ocurrencias -y sus salarios- y facilitar unas fórmulas que, se miren como se miren, no sean lesivas para la imagen de España ni conlleven desdoro internacional. Para ello, creo que Sánchez no resistirá la tentación de pertrecharse tras sendos equipos de asesores capaces de limitar los aspectos negativos, justificando así sus salarios. Da la impresión de que estamos en ello.