La serie del verano es un libro. «Por mucho que exista una industria que se mantiene gracias a afirmar lo contrario, lamento deciros que hay muy pocas alegrías asociadas a la mediana edad», advierte el escritor y humorista neoyorquino David Sedaris en Calypso, que no es una diosa ni un helado, sino la receta en libro para curar el sopor enfermizo de este verano. Suelten el mando y entréguense a esta serie de relatos capaces de convertir las tragedias familiares y mundiales en una estancia en Emerald Isle, en Carolina del Norte. Este viaje mordaz a la costa en la que no se pone el sol de la infancia, emprendido por Sedaris desde ese thalasso linguístico que es «la mediana edad», es uno de los éxitos de este verano, una de las sugerencias, entre otras, de la librería Moito Conto.
Los Sedaris merecen, como los Durrell o los Gallagher, su público. El Mar Quesito es su hogar de vacaciones y tiene dos terrazas mirando al océano. Pero les gustará más mirar dentro, a lo peculiar, lo trágico y lo chistoso de las vidas que han ganado un confort.
Todas las familias felices se parecen en el sentido del humor que le echan a sus miserias, parece decir Sedaris. Él aciertacuando sonríe: «A medida que cumplo años, veo que la gente de mi entorno se vuelve loca de dos formas distintas. La primera es una locura animal o, por ser más específico, perruna. [...] La segunda forma de locura es la de la gente que pierde el norte con la dieta». Esto es un ligero aperitivo. Calypso no engorda.