España contra España: encarnizados

César Casal González
césar casal CORAZONADAS

OPINIÓN

02 ago 2020 . Actualizado a las 09:44 h.

Escena. ¿Se pueden tomar un café y debatir y discutir un afiliado de Podemos y uno de Vox? Todos sabemos la respuesta. Esa escena no se podría rodar en este país de Caín. España está polarizada, está encarnizada. En carne viva. La piel de toro desollada. Los extremos, cada vez más numerosos y rabiosos, se juntan en el Congreso o en los debates televisivos porque no les queda más remedio. ¿Qué ha sucedido para que este país que protagonizó la santa transición, un período de tranquilidad y crecimiento como no conocíamos, se haya echado al monte? La discusión se ha convertido en insulto en la parrilla candente de las redes sociales. Nadie escucha a nadie. Ni siquiera nadie oye a nadie. Unos y otros desde su postura radical a derecha y a izquierda se creen en posesión de la verdad única. Cada vez hay más agresiones. De las palabras gruesas es fácil llegar a las manos. Cuando no se razona, se grita. Nadie grita argumentos. Cuando se altera uno, suelen llegar los golpes. 

La violencia es un callejón sin salida. Caminamos hacia la dirección más torpe. Hacia el filo del acantilado. El pacto de la reconstrucción es un pacto de la destrucción en manos de los políticos que funcionan como tribus religiosas que no reconocen más altar que el suyo. Solo se avistan enemigos, no rivales. No vamos mal. Vamos fatal. Los datos lo corroboran. En las encuestas del CIS se aprecia cómo en el año 2000 solo un 55,8 % de los votantes que se decían de derechas afirmaban que jamás votarían al PSOE. Hoy ese porcentaje ha subido al 84 %. Imagínense qué piensa ese grupo que se ha escorado todavía más a la derecha y reniega de los socialistas como social demócratas de un afiliado de Podemos.

Pero sucede lo mismo en el otro lado del escenario o de la batalla. Los votantes de izquierdas que no darían su papeleta al PP han crecido del 73,3 % a casi un 90 %. Cayetana no ha ayudado. La polarización es brutal. Vox no es un síntoma. Vox es el resultado. Es la conclusión de cómo se fueron calentando las generaciones para mal.

Más cifras que delatan que este calentón es muy español. Entre los años 1996 y 2015 hay estudios europeos que subrayan que la situación en nuestro país cambió y que España está hoy más polarizada que Grecia, Francia y Canadá.

Estas radiografías que demuestran nuestra enfermedad política dicen que estamos también por encima del Reino Unido y de Estados Unidos, algo que no entienden los expertos. ¿Cómo es posible que España sea un polvorín político más potente que el Reino Unido o Estados Unidos que vienen de vivir en las sartenes ardiendo del brexit o de Trump?

Pues así es. Así somos. Cuando más necesitamos la estabilidad para salir adelante, solo tenemos el veneno del odio con el que unos y otros se atizan. Hasta el rey emérito, en una bandeja.