No es un capítulo de El Ministerio del Tiempo, pero los creadores de la serie en cualquier momento pueden conseguir que Rodolfo Sancho cabalgue al lado de su padre, Sancho Gracia, como en cualquier episodio de Curro Jiménez. Porque Rodolfo ya andaba por allí, aunque entonces era un crío, interpretando a Juanillo en un papelito pequeño con el que hizo sus pinitos. La mítica serie de Televisión Española se ha convertido de pronto en la estrella de una programación de un verano raro raro raro y eso que estamos hechos a estas vueltas al pasado, a tirar de las historias de Chanquete o las de Cañas y Barro, cuando asoman las vacaciones estivales y toca tirar de archivo. Curro Jiménez se estrenó en 1976 y se emitió durante tres temporadas en un tiempo en el que el público no cambiaba de canal. Así que solo los que tengan de 50 para arriba saben de las aventuras de El Algarrobo o El Estudiante por la serranía de Ronda. La guerra de la Independencia era otra en los años setenta, y el enemigo, entonces, eran los franceses. Los indepes éramos nosotros, ahogados ante la desfachez de tanto gabacho al que había que plantar cara con la pillería y el arrojo patrio, en la que Sancho representaba la varonil imagen del bandolero. Más de cuarenta años después programar a Curro tiene su Gracia. Vale la pena solo por comprobar que, cuando pasa el tiempo, nada une más que la nostalgia.