El incontrolable ingreso mínimo vital

Cartasaldirector CARTAS AL DIRECTOR

OPINIÓN

Marta Fernández Jara - Europa Pr

07 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ingreso mínimo vital

El fin de ingreso mínimo vital es prevenir la pobreza y la vulnerabilidad socio-económica, hasta aquí, muy loable. En un principio, prometía ser sencillo y accesible a todos los públicos. El «ensayo» contiene cuarenta páginas poco entendibles, enrevesado en su redacción, e incontrolable para un ciudadano que le quedan una zanahoria y una cebolla mustia en la nevera, como para adivinar un opúsculo propio de un opositor impenitente.

El solicitante, debe redactar una acreditación de voluntad, yo diría de necesidad, dentro de la horda kafkiana de requisitos. Si se tercia alguna duda, lo que es muy probable, tiene un teléfono 900 en el que todos los agentes están ocupados de manera infinita.

Existe una tabla con algoritmos y coeficientes cuánticos, donde no se excluyen los ahorros y patrimonios previos. La unidad de convivencia, tiene dos grados de consanguinidad, dibujada cual árbol genealógico de los Austrias. La duración es indefinida mientras se mantengan los motivos que llevaron a esta concesión, y a saber cuáles serán esos motivos para que deje de funcionar esta estrategia engranada, para tapar lenguas antigubernamentales. La horquilla de edad va de los 23 a los 65 años; los menores de 23, serán apestados sociales y los mayores de 65 -cosa que ni se ha  informado- no están cubiertos; ya que muchos, según los años cotizados, todavía no tienen derecho a la jubilación. La «chicuelina» de haber solicitado antes prestaciones a las que tenemos derecho, tampoco la entiendo. Puedo seguir extendiéndome, pero considero acabado mi escrito. ¡Ah!, me olvidaba, «todo está pendiente de su desarrollo reglamentario». Óscar Costas. A Coruña.

Falso juego de malabares

Incomprensión, tristeza y preocupación son términos que podrían definir el transitorio estado emocional en el que uno puede quedar después de leer determinados mensajes volcados en redes sociales como Twitter, por ejemplo. Da pena contemplar y analizar el elevado grado de toxicidad alcanzado por los productos desprendidos en la combustión súbita o programada de la inquina, una contaminación que circula con fluidez por la red social en forma de amenazas, injurias y deseos de padecimiento hacia otras personas por el hecho de no compartir el modo de entender, sentir y vivir la vida. Solo una mirada a las redes sociales dan ejemplos sobrados de lo que explico. En todos estos casos, una mano agita enérgicamente la bandera de la libertad y la otra sujeta con firmeza el martillo que golpea la diferencia. Alejandro Prieto Orviz. Oviedo.