Non hai dúas sen tres

Cartas al director
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OPINIÓN

Oscar Vázquez

28 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Non hai dúas sen tres

Di o proverbio, que se algo sucede unha vez, non ten por qué volver a pasar; mais si pasa dúas, seguro que volverá a suceder. É o caso das pandemias. Polo tanto, van a seguir aparecendo e quizá non tarden outros cen anos, como fixo a que estamos padecendo. Motivo máis que suficiente para prepararnos e que non nos pille coas mans nos petos, novamente. Non queda outra que reforzar o Sistema Nacional de Saúde, localizando a produción de materiais sanitarios no país. Fabricando os equipos de protección, os fármacos. Non ser meros empaquetadores de xenéricos. Reforzar a I+D, desenrolando a tecnoloxía. Ou non o facemos coas fragatas? Estas non llas fiamos a outros países. En definitiva, temos que dotar de recursos aos nosos sanitarios e non queda outra que prepararnos para novas pandemias. Manuel Piñón. Ferrol.

Los funcionarios también trabajamos confinados

Leo con estupor que un lector asegura que, a diferencia de los sanitarios, los funcionarios «pusieron el cartel de cerrado y un teléfono para urgencias». ¿En qué país vive este señor? Como funcionaria, estoy un poco cansada de la generalización y la campaña siempre latente contra el funcionario, que es al que todo el mundo señala para concentrar todos los males del trabajador... Como funcionaria, cerrada al público mi oficina, trabajé todos y cada uno de los días hábiles desde que se decretó el estado de alarma, poniendo todas las facilidades a cualquier persona para poder seguir sus trámites hasta donde la propia ley permitía, poniendo hasta mi móvil personal a disposición para que me remitieran documentos. Como funcionaria, monté una oficina en mi casa en la que seguí trabajando algunos días, a la vez que atendía a dos hijos pequeños, incluidas tardes y festivos, porque algún gremio de funcionarios no paramos ningún día.

Les parecerá llamativo, pero en mi desconocido cuerpo funcionarial lo habitual fue no parar siquiera el fin de semana, alargar jornadas y adelantar otras para intentar darlo todo en el momento que se necesitaba (lo que, por otra parte, hacemos de forma habitual). Y en esta misma situación estuvieron muchos otros cuerpos, que se vieron en su casa poniendo sus medios y pagando el poder seguir trabajando fuera de oficina y fuera de hora. Les recuerdo que, si bien los particulares pudieron ir a gestorías a tramitar ayudas, estas lo que hicieron fue remitir documentos que fueron recogidos por un funcionario que, desde la oficina o desde casa, los tramitó para que llegaran a buen fin.

El funcionario no estaba detrás del cartel de cerrado con los brazos cruzados.

Más bien al contrario, pues le puedo asegurar que todos hemos arrimado el hombro en lo que hemos podido, la Administración no puede acogerse a un ERTE, así que probablemente le sorprendería la capacidad de reubicación y los trabajos que se han realizado, o el hecho de que la práctica mayoría hayan perdido sus vacaciones a cuenta del estado de alarma...

No queremos que se nos reconozca nada, es nuestro trabajo, hay mucha más vocación entre el funcionariado (o empleado público, que también hay laborales) de lo que la gente se cree, pero basta ya de encasillarnos, de insultarnos y de tratarnos de lo que no somos... que seguramente ese lector que nos señala con el dedo tenga familiares o amigos empleados en la Administración (como todo el mundo) y luego son de los que van diciendo que los suyos son la excepción, y resulta que no, que es lo normal, pero llevamos tan marcado a fuego el estereotipo del funcionario que somos incapaces de salir de una visión tan falsa y simplona. Olalla Álvarez. Funcionaria de Administración Local con habilitación de carácter nacional