Señorita Escarlata

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

14 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia del cine habría sido muy distinta si Hollywood se hubiese parecido a esa utopía dulzona que es la versión Hollywood de Ryan Murphy, un lugar donde ni los negros ni las mujeres ni los homosexuales eran marginados ni humillados y el mundo parecía un lugar más justo. Pero el espíritu en la fábrica de sueños fue muy diferente porque la realidad tampoco fue un camino de rosas. Películas como Lo que el viento se llevó son el reflejo de todo aquello. La cinta ha sido retirada temporalmente de HBO en el contexto de las protestas antirracistas para alertar al espectador de que esa relación entre la señorita Escarlata y la Mammy negra que le ajusta el corsé era cualquier cosa menos idílica. Habría que avisar también al público de tantas otras cintas con poso de discriminación y propagadoras de abusos varios. Como cuando John Wayne azota a Maureen O’Hara en El gran McLintock entre risas de la concurrencia. O cuando en El hombre tranquilo una vecina le regala una vara para pegar a su mujer.

El cine está lleno de escenas que glorifican el abuso y la sumisión porque son el reflejo de todo lo que hemos sido y todavía somos. Podemos cerrar los ojos y negar todo ese lastre o permitir que las nuevas generaciones se sobresalten con aquellas cosas que antes eran incuestionables y hoy provocan sonrojo. Eso sí querrá decir que el mundo está cambiando.