La noticia, que ustedes ya conocen, es que como consecuencia de las protestas contra el racismo y el pasado esclavista (aunque a esto de protestar contra el pasado no le veo yo mucho futuro) de Estados Unidos, la distribuidora HBO decidió retirar de su catálogo la película Lo que el viento se llevó, que ensalza la cultura -esclavista- sureña. Luego, como si de un ministro se tratase, dieron marcha atrás y decidieron que solamente iban a acompañar la cinta con una nota aclaratoria. Pero a mí me da que una nota se va a hacer un poco corta. Porque tendrán que explicar cómo llegaron a su país esos esclavos, cómo fueron capturados en África, a veces por tribus rivales o por sus propias tribus, como cuentan Livingston y Cameron, y vendidos a los árabes, cómo fueron trasladados por los españoles, lo portugueses, los ingleses, los holandeses, y ya puestos, cómo era la vida de estos países antes del descubrimiento de América. Yo le calculo tres o cuatro tomos gordos. La memez paternalista hace que los de HBO incurran en intrusismo profesional ejerciendo de historiadores. Pero ya puestos podrían hacer una nota sobre el maltrato animal con los créditos de Dumbo, y explicar que la escolarización es obligatoria cuando proyecten El libro de la selva. Yo ando cruzando los dedos para que los señores de la ONCE no lean el «informe sobre ciegos» que contiene la novela Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato, y que las chicas del 8M no hayan visto antes de ayer en la tele la reposición de Casablanca.