El mundo va a hacerse más pequeño

Francisco Davila Luaces LUCHA CONTRA EL CORONAVIRUS

OPINIÓN

Pilar Canicoba

26 may 2020 . Actualizado a las 08:56 h.

Probablemente la globalización no empezó con los acuerdos de Bretton Woods, sino cuando Malcom McLean inventó el contenedor. Desde entonces grandes plataformas surcan los océanos con un volumen de contenedores tan enorme que nos cuesta imaginar. Según un estudio británico, las 16 más grandes contaminan tanto como todo el tráfico mundial junto, esto era así al menos hasta la entrada de la IMO 2020 (la norma que regula las emisiones de los barcos). La globalización trajo precios bajos y baja inflación, pero hicimos trampa porque en el escandallo no contemplamos los costes medioambientales y sanitarios de todas las enfermedades relacionadas con el envenenamiento de nuestro medio. Hemos disparado las emisiones de CO2 y al calentamiento global le hemos cambiado el nombre por cambio climático, que suena mejor.

Pero en el universo todo es cíclico, estamos ante un cambio de paradigma, en el mundo que viene la localización tiene una oportunidad única. El mundo que viene será local, «glocal», según Jeremy Rifkin. No hemos apostado por las Ciudades en Transición y ahora lo vamos a hacer por las bravas. Afortunadamente tenemos referencias, Bristol puede ser un buen espejo donde mirarnos. Somos el primer productor europeo de transgénicos, pero también somos el primero en agricultura ecológica y el cuarto del mundo; en el mundo que viene tendremos inflación y proteccionismo, pero también tendremos redistribución y energías limpias. El futuro siempre es incierto pero la mayoría de las cosas están ahí a nuestra vista, solo hay que saber mirar. Necesitamos revisar y redefinir la misión de nuestras empresas hacia una nueva economía que será circular o no será. Hace cincuenta años Friedrich Schumacher nos anticipó casi todos los males que nuestra sociedad tiene actualmente, pero no hicimos caso. Pauli escribió The Road to Zero Emissions en 1998 y nos dio las pautas de por dónde deberíamos avanzar, pero no hicimos caso. Hace mas de 20 años que Satish Kumar nos advirtió de los peligros de dejar nuestra alimentación en manos de la industria alimentaria y escribió sobre el pan un artículo demoledor, pero hemos tenido que esperar al 2020 para cambiar tímidamente la legislación. Nos conformamos con vivir en un mundo superficial donde todo parece y nada es. De qué nos sirve ponernos mascarilla si no podemos respirar aire puro y nuestros alimentos están cargados de tóxicos que inutilizan nuestro sistema inmunitario. Ya sabemos todo sobre cómo protegernos del exterior pero nadie nos explica nada sobre cómo potenciar nuestras defensas. Cualquier médico sabe que los mejores amigos de nuestra salud son el sol, el aire puro y hacer ejercicio, pero es justo lo que no se puede hacer, el mayor amigo de la enfermedad es el miedo, justo lo que tenemos. Si hemos de vivir encerrados cada otoño con la llegada de un nuevo virus, tendremos que debatirlo entre todos, el Gobierno no puede decidir de forma unilateral sobre algo tan sagrado como es nuestra libertad individual. No estamos saliendo de nada, solo estamos entrando en el túnel, nuestra economía va a quedar arrasada, cuando la gente empiece de verdad a ser consciente de lo que nos viene encima ya no tendrá tan claras sus prioridades y convicciones. La vida es riesgo, tirarse en parapente es riesgo y subir la cara norte del K2 es riesgo, pero no está prohibido.

Orwell nos advirtió hace 70 años de los riesgos de un estado totalitario, pero no le hicimos caso, puede que sea nuestra última oportunidad. Salvemos a Winston Smith antes de que sea demasiado tarde.