Relatos de covid: de Portugal y San Roque

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

JOSE SENA GOULAO

01 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Siguiendo las consejas de un buen amigo que fue, periodista él, dedico parte de mi tiempo a seguir alguna prensa portuguesa. Tengo mis preferencias y una de ellas es el semanario Visão, y en particular los artículos de su directora, Mafalda Anjos que, en este tiempo de confinamiento, escribe: «Me dejé ser. Casi podía escuchar a Fernando Pessoa diciéndome al oído: “Ai que prazer/ Não cumprir um dever/ Ter um livro para ler/ E não o fazer!”». Y de esa costumbre, cuando leo al presidente de Galicia decirnos que «en algo más de 140 de los 313 concellos gallegos no se detectó ningún contagiado en los últimos siete días», no puedo evitar acudir a la prensa portuguesa y encuentro en ella la información desagregada e interactiva de casos de covid-19, día a día, de cada distrito (18) y municipio (308), para diez millones y cuarto de personas. Una población 3,8 veces más que la gallega.

Por eso cuando el presidente Sánchez anuncia un cierto esquema para la desescalada, lleno de las incertidumbres necesarias y más, procuro no enredarme en sus detalles, como por ejemplo esa unidad territorial de actuación, provincia o área sanitaria, donde simulan discutir el Gobierno de España y el de Galicia, porque ninguna unidad me resuelve el dilema de cómo se activarán las economías y la vida. No tengo por iniciativa menor esa comisión de expertos, aprobada por la Xunta, para definir estrategias de recuperación económica. Sin embargo, el gobierno gallego debería entender que un 75 % de su presupuesto se dedica a enseñanza, sanidad y atención a la dependencia. Competencias en las que la pandemia evidenció los déficits estructurales y de gestión que padecían, así como la escasa calidad de la Administración pública (la gallega, la española y las demás), de la que se sigue negando el análisis crítico y la solución. Y no porque la pandemia no haya puesto en evidencia los rotos y descosidos que venimos arrastrando, y no solo en Galicia, Andalucía, Cataluña, Madrid o el País Vasco y España entera, por recoger un variado de políticas e ideologías. Lo que lleva a un Estado -autonomías dentro- ineficaz, con una capacidad para las políticas públicas limitada. Sigan en ello a Mariana Mazzucato, Jesús Fernández Santos o Carlos Sebastián, o vuelvan a Alejandro Nieto y su desgobierno.

Pero si además de reivindicar el papel de un Estado eficaz necesitan creer en la eficacia de los gobiernos con la pandemia y no encuentran argumentos en sus actuaciones que les lleguen al corazón y a la cabeza, acudan a uno de esos relatos menores, ficciones compartidas, de los que siguiendo a Yuval Harari nos dotamos los Homo sapiens. Les propongo San Roque, peregrino. Procesionado ya en Carril en esta pandemia. De probada eficiencia según el relato en otras pestes. Patrono singular de Santiago, Betanzos y de acreditado culto en Vigo, pero también un socorrido «santo auxiliador» europeo que nos permite volver a Portugal. En la lisboeta iglesia de San Roque, al parecer con reliquia incluida.