Seremos mejores: no lo creo

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Salvador Sas | Efe

26 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El confinamiento ha extendido las teorías del futuro que nos espera y el supuesto buenismo que se extenderá como una ola de bondad entre todos nosotros. Se repite con insistencia un titular que lamento no creerlo ni de lejos. Es ese que dice que vamos a ser mejores. El arresto domiciliario nos hará mejores personas, insisten algunos expertos y muchos diletantes. No estoy de acuerdo. No soy pesimista, solo soy un optimista informado. No hay motivos para pensar que estar un tiempo encerrados en nuestras casas nos haga mejores personas. Una de las frases más claras que escuché en mi vida se la debo a un amigo y colega periodista y es la que reza que las personas no cambian. O cuando menos cambian lo justo. Es así. El que nace cordero tiene tendencia a morir cordero. Y el que nace lobo se comporta como un lobo hasta que muere. Pocas son las variaciones de este paisaje. El vago seguirá siendo un vago o intentándolo. El currante seguirá machacándose como lo hizo siempre. Todo este tiempo que hemos tenido para pensar y reflexionar, dicen los buenistas, nos hará valorar las pequeñas cosas. Lo de las pequeñas cosas puede ser, pero durará un pequeño rato. Dicen también que nos alejará del frenesí de vida que llevábamos. Nos separará del enganche a los móviles, de la vida instantánea y veloz. Otra mentira. Han sido los móviles, las tabletas, los ordenadores, lo de siempre, los que nos ha hecho paliar el encierro del Gobierno. El enganche a la digital no decrecerá. Aumentará, pues los adictos han multiplicado sus dosis estas semanas. Pero el que siga creyendo en un futuro panorama de gente encantadora con niños que han aprendido muchísimo no tendrá nada más que salir ahí fuera y enfrentarse de golpe a la realidad económica despiadada que nos espera gracias a los políticos. En las crisis económicas, ya lo vivimos en el 2008, ya se vivió en el crac del 29, no sale lo mejor del individuo, sale el instinto de supervivencia. Muchos especialistas les podrían glosar sobre el particular. El hombre ha evolucionado por su capacidad de adaptación y por su habilidad para apoyarse en otro pisándole bien la cabeza para saltar el muro que debe superar para que no le muerdan el culo. Nos quedarán los bondadosos, los empáticos, pero es que esos ya lo eran antes y proseguirán extendiendo su buena estrella más allá de la pandemia. El miedo ejercerá como un bozal durante un tiempo. Pero solo ese miedo frenará la naturaleza de lobo o cordero que nos define. Luego volverán los instintos a cabalgar y a dominar. Los que esperan una absolución de generaciones están errados. A la pandemia no seguirá una epidemia de felicidad. Será ferocidad lo que tendremos enfrente y reaccionaremos como una estampida. Lo verán.