Ahora, luz y taquígrafos

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

DAVID MUDARRA (PP)

21 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Casado marcó el primer gol en el partido del siglo de la actual temporada política, aunque no sabemos si se quedará en el gol de la honra cuando al final se pierde el encuentro. Pero, de momento, es el gol que vale: consiguió que Pedro Sánchez se aviniera a que el «pacto de reconstrucción» se discuta en una comisión parlamentaria. Me apresuro a decir que Sánchez tampoco quedó mal: demostró flexibilidad al aceptar la condición del Partido Popular, con lo cual gana en credibilidad, que no es mal resultado cuando su credibilidad es tan discutida y con frecuencia negada. Es la noticia buena del panorama económico porque la otra, la previsión del Banco de España -una caída del PIB que oscilará entre el 6,6 y el 13,6 por ciento- es sencillamente desastrosa.

Haría mal, de todas formas, el señor Casado en cantar victoria. La comisión parlamentaria tiene una ventaja y un inconveniente. La ventaja es que, como él dijo, tendrá que haber luz y taquígrafos. Si se superan las condiciones sanitarias de aislamiento para evitar contagios y puede haber prensa en la sala y en los pasillos, habrá transparencia. Sabremos qué se negocia, cómo se negocia y qué tesis triunfa. De hecho, y con la excepción del Pacto de Toledo, sería la primera ocasión en que se discute un acuerdo a la vista del público. Los Pactos de La Moncloa fueron un maravilloso ejemplo de entendimiento, pero no se puede decir lo mismo de la transparencia puntual en su gestación y sus trabajos. Aún hoy se siguen haciendo revelaciones capaces de aportar novedades.

El inconveniente para las tesis conservadoras es que habrá que votar cada medida. Hay más posibilidades teóricas de que en cada votación se reconstruya la mayoría que derribó a Rajoy en la moción de censura que de que vote con el PP algún partido de esa mayoría, si exceptuamos al PNV, algunos grupos individuales y los diputados de la antigua Convergència, si no estuviesen condicionados por la obsesión de la independencia. No se puede descartar, por tanto, que la coalición PSOE-Podemos salga reforzada. Y queda sin aclarar el papel de los agentes sociales, sindicatos y patronales, que tendrán voz, pero están pidiendo voto.

Todo esto es lo que se empieza a jugar en esta partida que no hizo más que comenzar y que empieza mejor de lo previsto. Naturalmente, la exigencia de luz y taquígrafos no impedirá que haya otras negociaciones paralelas y menos transparentes, como ocurre en la tramitación de una ley. Pero no dejemos que lo importante sea ocultado por las especulaciones. Y lo importante es que desde ayer empieza a ser posible el Pacto de Reconstrucción. Ojalá tenga algún efecto, por lo menos sicológico, antes de que se culmine la destrucción.