Tu casa me suena

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

15 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los efectos colaterales del retiro social está siendo el impulso primario por desinfectar y ordenar cada rincón. Si Netflix publicara cifras de audiencia es probable que estos días se detectara un repunte de la serie de Marie Kondo, esa ayuda extra que algunos necesitan para deshacerse de los trastos viejos sin mirar atrás. Otro empujón que puede animar a muchos espectadores a redecorar son todas esas ventanas que los presentadores van abriendo sin pudor al interior de sus casas. Desde hace unas semanas, el público puede ojear un discreto rincón de la cocina de Évole y el luminoso estudio donde trabaja y pinta Buenafuente, quienes, a su vez, van dando paso a invitados confinados que también enseñan el pequeño ángulo que la cámara abarca.

El enfoque de revista lo aportan en su aislamiento algunos célebres presentadores norteamericanos, los más desprendidos a la hora de mostrar sus hogares y a sus familias. Jimmy Kimmel juega con sus dos hijos a un remedo casero de Quién quiere ser millonario; Ellen DeGeneres emite desde su mansión californiana delante de un ventanal inmenso que mira al jardín, y el popular Jimmy Fallon intenta trabajar con dos crías pequeñas en una vivienda que parece la sede de Google, con un enorme tobogán interior que es la envidia de los millones de niños que llevan un mes recluidos en unos pocos metros cuadrados.