La demagogia no salvará la economía

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

Mariscal | Europa Press

10 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En medio de la incertidumbre sobre la duración del estado de alarma y el balance final de víctimas que provocará la pandemia, el debate del Congreso sirvió al menos para constatar una certeza. Pedro Sánchez no dispone ya de los apoyos que lo auparon a la presidencia, porque la mayoría de la investidura ha saltado por los aires. Son el PP y Cs los que aprueban la prórroga del estado de alarma. Un nuevo escenario que el líder del PSOE debería asumir cuanto antes para dar un giro a su política de alianzas y abandonar su estrategia de aprobar decretos unilateralmente y reclamar luego el apoyo incondicional a lo que decide sin consultar a nadie. En medio de la tragedia, ERC advierte de que no contribuirá a «blanquear este régimen». Ningún acuerdo similar al de los Pactos de la Moncloa puede construirse con quienes atacan al Estado democrático o aprovechan la pandemia para tratar de acabar con el modelo económico de libre mercado surgido precisamente de aquel acuerdo de la Transición, como hace Unidas Podemos. Si Sánchez quiere un pacto de Estado para la reconstrucción, lo primero que debe hacer es alejarse de un independentismo tóxico para España y del populismo de Pablo Iglesias para buscar alianzas con fuerzas constitucionalistas moderadas y afrontar con realismo y eficiencia la crisis económica que sucederá a la pandemia.

Si por algo se caracterizaron los Pactos de la Moncloa fue por el pragmatismo de la izquierda y los sindicatos, que actuaron con responsabilidad, entendiendo que ante una recesión brutal la prosperidad y la creación de empleo dependían de la apertura de la economía y el fortalecimiento del tejido empresarial. Y eso es lo contrario a lo que hace ahora el Gobierno, que sitúa a los empresarios como enemigos y los pone en el punto de mira, presentándolos como avaros que aprovechan la crisis para enriquecerse y echar a sus empleados. Alentar el conflicto social, amenazar con nacionalizaciones o asfixiar fiscalmente a los emprendedores es una garantía para el desastre. Prometer a los más desfavorecidos que la crisis no les golpeará porque el Gobierno construirá para ellos un «escudo social» es engañar a los españoles. Proteger a los más débiles es prioritario. Pero la salida de esta crisis implicará sacrificios para todos. Y ocultarlo es solo un ejercicio de demagogia.

La unidad para salvar vidas debe ser absoluta. Por ello, la prórroga del estado de alarma es imprescindible. La apoyaron el PP y Cs, y no los independentistas, que se sitúan así junto a Vox. Pero otra cosa muy distinta es la reconstrucción económica, que no llegará ni con las fórmulas demagógicas de Iglesias ni con la deslealtad secesionista. Sánchez debe dar un giro y buscar un consenso con el PP y Cs para no seguir preso del populismo y el separatismo y adoptar con una mayoría fuerte las medidas necesarias. Sabe que ese consenso es imposible con Iglesias. Su discurso de ayer, fustigando a quienes le ofrecen esa salida y lisonjeado a los desleales, indica que su llamada a unos nuevos Pactos de la Moncloa no es sincera. Él es el primero que no los quiere.