Una crisis es una situación en la que nos enfrentamos a problemas con los que no estamos acostumbrados a manejarnos. Manejarlos no significa resolverlos; el diabético que se inyecta su insulina diaria no ha resuelto su enfermedad. Pero convive con ella, no está en crisis. La crisis aparece cuando le diagnostican un cáncer. La reacción ante ello dispara o no el liderazgo personal o colectivo. Las crisis, al ser problemas nuevos, crean incertidumbre y son el campo de cultivo donde puede emerger un liderazgo. La genialidad de ese liderazgo es saber aprender a manejarse con el nuevo problema. Por eso hay liderazgos que aparecen en momentos de crisis, aunque no necesariamente sirven para otras situaciones. El coronavirus es una crisis, ¿aparecerá un liderazgo en ella?
En la película La lista de Schindler (Spielberg, 1993) el protagonista, Oscar, representado por el actor Liam Neeson, confiesa que sirve para hacer negocios en la crisis de la Segunda Guerra Mundial en la zona nazi. De hecho, el resto de su vida fue un desastre como negociante y como marido. No obstante, el Gobierno israelí le nombró «Justo entre las Naciones» en 1963 por su capacidad de salvar a miles de judíos del terror nazi en sus empresas. Fue un líder en situación de crisis. Para ello se enfrentó a su propio Gobierno (era empresario alemán) con imaginación e inteligencia y por unos valores superiores.
Esas son las condiciones del liderazgo en la crisis. La primera, reconocer el bien superior que hay que salvar, en ese caso la vida de las personas, su libertad y sus derechos. También tener la inteligencia necesaria para conseguirlo al coste necesario. Schindler se gastó toda su fortuna, pero la recuperó después; aunque por su falta de liderazgo para la situación de paz, la volvió a perder. Por último, el líder de la crisis es capaz de involucrar a mucha gente para que le ayude a conseguir el resultado. Esa es la constatación de que fue un líder: la consecución de los objetivos propuestos. Una vez conseguidos se le reconoce su valor.
Sin embargo, no siempre un líder de una crisis es el más adecuado o el elegido para las etapas posteriores, como en la película de Spielberg. Winston Churchill lideró Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial y perdió las elecciones después de la victoria. Los pueblos suelen ser más sabios que los políticos. Una lección para quienes piensen que su liderazgo, surgido en una crisis, puede ser duradero.