Un día más: reivindicación sanitaria

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

María Pedreda

27 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy, en la segunda semana del estado de alarma, al menos un 14 % de los sanitarios están infectados. Y no precisamente por haber roto el confinamiento o irse de viaje y saltarse las normas que nos obligan. Solo por su trabajo, y por las condiciones en las que se ven obligados a realizarlo. Con una sanidad precarizada, siempre aplaudida y poco atendida.

Una sanidad de España en la que se bajaron sueldos y actividad, también inversiones. Una sanidad en la que no se hicieron arreglos, dejando que su estructura se debilitara, con una gestión que llegó a creer apropiado el paradigma manufacturero del just in time. Ensayando una versión moderna de aquel sistema de putting-out de la Revolución Industrial, además de la consolidada externalización. Una sanidad tan maltratada que en cuanto llegó la pandemia se encontró desabastecida del material necesario para proteger a los suyos y, por tanto, a sus pacientes. Buscando ahora desesperadamente, y aún con sobreprecios, lo que la imprevisión y un erróneo concepto del mercado les ha negado. Algo así como el cuento del rey desnudo, como se puede leer en el informe de la Comisión Europea Estado de la Salud en la UE. España. Perfil sanitario nacional 2019.

O si lo quieren más sintético y directo, en las declaraciones recientes ante la gestión del COVID-19, entre otros, de los presidentes de los colegios médicos de A Coruña, Madrid, o Barcelona. Por ello no extraña que el Consejo General de Colegios de Médicos de España haya publicado el manifiesto Ni un día más. Así dice: «Ni un día más sin una política nacional firme de los recursos humanos en salud. Estratificar la asistencia, crear entornos asistenciales específicos para la atención de coronavirus y evitar entrar en ninguna lucha estéril por absorber personal entre comunidades autónomas. Los médicos y médicas de España se han puesto a disposición de las autoridades sanitarias. Ahora toca poner orden en la planificación y distribución. Ni un día más sin disponibilidad de las pruebas diagnósticas que nos faciliten los mecanismos de aislamiento y cuarentena obligados para poder contrarrestar los efectos devastadores de esta pandemia.

Porque, además de la sobrecarga y la imprevisión, agravada por la especulación con los suministros de protección y test en los mercados internacionales, las vacilaciones ante los protocolos a seguir, dudando en la cobertura de los test e incluso en establecer qué tipo de test -la PCR o el de antígeno (rápido)-, han provocado desazón y miedo entre los profesionales sanitarios, por más que no pidieran la baja y siguieran trabajando. Retrasándose en asumir las recomendaciones de la OMS -«test, test y test»-, retraso demasiado grave para quienes viven cara a cara con el virus, en especial los profesionales sanitarios. Porque como señala el presidente de la OMS, «si no priorizamos a los trabajadores de la salud muchas personas morirán, porque quien podría salvarles la vida está enfermo». Y el miedo lleva mal la incertidumbre, lo que puede dar en la búsqueda de culpables. O quizá en fortalecer la memoria, tan frágil.