Superman, Batwoman, cajera, enfermera, camionero

OPINIÓN

Salvador Sas / Efe

22 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Nunca tantos debieron tanto a tan pocos», dijo Winston Churchill, gritando un sentimiento de la civilización occidental en su lucha por la libertad, frenando el yugo nazi y agradeciendo el esfuerzo vital de aquellos que lo dieron todo por conseguirlo. Hoy, aun dando por buena la ley de Heráclito, probada en nuestra vida cotidiana, de que todo cambia, nada permanece, en cambio, permanece algo inalterable, que nos hace tener esperanza como sociedad: es el espíritu de solidaridad, de sacrificio por los demás, de superación ante las dificultades.

Es en los momentos difíciles donde podemos ver las mejores esencias del ser humano; es ahora, en los momentos que están por llegar, en los que debemos corregir tanto rumbos erróneos que todos reconocemos, y que nos hacen una más débil sociedad ante las adversidades, como actitudes, recuperando los valores de respeto y ambición por la mejoría colectiva.

Quizás sería un buen comienzo que dedicásemos un rato de nuestro confinamiento a explicar a nuestros hijos e hijas el sacrificio que a lo largo de la historia las personas, y no solo aquellas con papel relevante en los libros de texto, hicieron para hacer mejor este mundo. Siempre hubo una sociedad que anónimamente, desde su pequeño gran papel, hizo de esta un entorno de progreso. Hoy, en un momento de incertidumbres y de lucha contra una pandemia mundial, hay héroes y heroínas anónimos que nos permiten continuar, que no llevan capa, sino mandilones y buzos, que no conducen batmóviles, sino un cuatro ejes; que no tienen escudos, sino batas blancas; que no vuelan ni paran rayos, sino que simplemente continúan acudiendo a su puesto de trabajo para que el país no se pare y tengamos la oportunidad de seguir; son nuestros camioner@s, cajer@s, panader@s, cuidador@s, enfermer@s, policí@s nacionales y locales, bomber@s, guardias civiles, médic@s, dependient@s, operari@s, periodist@s, kiosker@s, recogedor@s de basura, etcétera. Ellas y ellos, desde el anonimato, comparten ya con quienes cambiaron el mundo, Lincoln, Gandhi, Einstein, Neil Armstrong, Colón, etcétera, un papel en la historia. Son las personas, las que no han inventado nada, que no han aterrizado en otro planeta, ni han descubierto un continente, simplemente han hecho algo cotidiano y discreto, pero muy grande a la vez -permitirnos seguir-, dándonos la oportunidad de cumplir con esa parte de la historia de la que cada uno y cada una de nosotros somos responsables, como lo hicieron nuestros antepasados, y de demostrar que somos merecedores de tanto esfuerzo.

Valentín González Formoso es presidente de la Deputación da Coruña