El diablo estará en los detalles

Tomás García Morán
Tomás García Morán LEJANO OESTE

OPINIÓN

FERNANDO CALVO | Europa Press

18 mar 2020 . Actualizado a las 20:20 h.

Todo el mundo ha mirado a los países nórdicos en este New Deal improvisado en una semana. En Dinamarca, Suecia y Finlandia funciona el modelo laboral que se ha dado en llamar la flexiseguridad. Con matices locales, consiste en un despido libre, protegido con unos subsidios altísimos, con programas de reciclaje muy efectivos y en el que cuando el sistema te ofrece un nuevo empleo no puedes negarte. Con este modelo, implantado tras la crisis del 2010, los países nórdicos bajaron el paro al entorno del 5 %, es decir, al pleno empleo.

Con esos antecedentes, las medidas que el fin de semana anunció Dinamarca para proteger su economía del COVID-19 fueron miradas con lupa por muchos Gobiernos, que han seguido la estela. Los daneses han hecho un pacto social en el que todo el mundo pone su granito de arena en una empresa en apuros: el Estado, el 75 %; las empresas el 25 % y el trabajador renunciando a 5 días de vacaciones. A Sánchez se le puede acusar de llegar tarde, pero no ha sido mala táctica esperar a que movieran ficha primero Macron, Merkel y los nórdicos. Si hubiera sido pionero, la UE no le habría consentido movilizar el 10 % del PIB. El diablo estará en los detalles, pero lo que anunció ayer Sánchez es una copia a Macron: garantías de crédito, moratoria en facturas, hipotecas, etcétera. Y dinero para autónomos a los que les vaya mal el negocio.

Dualidad social

Proteger a los primeros empleadores del país (dos de cada tres asalariados trabajan en una pyme) es crucial por el efecto traumático que una crisis tan devastadora va a tener para el futuro. Y en España ese trauma es mayor por la dualidad en el mercado laboral, que ahora ya se ha convertido en una dualidad social: por un lado, los funcionarios, quienes tienen la suerte de trabajar en grandes empresas o quien se jubiló bien tras pertenecer a alguno de estos colectivos. Y por otro, los precarios y los empleados en pequeños negocios. Estos últimos, cajeras de supermercado, panaderías, los ciclistas que reparten comida con la mochila a la espalda... son, precisamente quienes más están arrimando el hombro y no se pueden confinar frente al virus.