El fin del mundo ha llegado

OPINIÓN

Dave Tacon

11 mar 2020 . Actualizado a las 11:45 h.

Cada año nos abandonan en el mundo por gripe más de 650.000 ciudadanos. De ellos, 15.000 en España. Esta temporada ya superamos los 6.300 en territorio patrio y los 50 en Galicia. Cada año el terrorismo se lleva por delante a 15.900 inocentes. En las carreteras se quedan las vidas de 1,3 millones de personas. El tabaco mata a 8 millones en el mundo, 52.000 en España. Y capítulo aparte merece el hambre, porque origina 24.000 muertes diarias de las que 8.500 son niños.

Y no declaramos emergencias, ni creamos un estado general de pánico, que bien debiera hacerse. Pero llega un virus de origen desconocido, con una mortandad insignificante y nos anuncian que estamos a un paso de que esto se acabe porque el fin del mundo está a la vuelta de la esquina. Superamos las guerras mundiales, las plagas bíblicas, la gripe A, la de 1918 y el ébola, pero con el coronavirus ya no podemos. Llevamos más de 2.900 muertos; 76 contagiados en España, y tales cifras significan que hay que rendirse porque esto se acaba.

Por eso vivimos con el alma en vilo; pendientes del último balance de víctimas; agotamos las existencias de mascarillas, restringimos nuestros movimientos y hacemos cuarentenas domésticas. La OMS nos ha dicho que «el coronavirus está literalmente llamando a la puerta», que es una forma muy científica de explicarse; nuestras autoridades sanitarias nos dan minuto a minuto las altas y bajas. Todo ello debidamente retransmitido donde las presentadoras se toman la temperatura en directo y los toreros y aristócratas, nos aconsejan cómo prolongar nuestras vidas.

Es tal el susto que nos metieron en el cuerpo que hasta los que abandonamos Milán hace dos semanas creemos tener unos síntomas, que en realidad no tenemos. Y cada vez que nos ataca la tos, temblamos de miedo. Porque lo que se contagia no es solo el virus. Lo que se está contagiando es el pánico, que lo mismo es peor. Lo describe muy bien Manuel Viso. «Como médico me preocupa el coronavirus, pero más el delirio colectivo injustificado que veo en mi consulta y que lleva a comportamientos insólitos y desmedidos».

Hay que combatir el coronavirus, como hay que combatir el sarampión o la caries. Pero sobre todo hay que erradicar el virus de la estupidez. Ya lo dijo el historiador económico Carlo Maria Cipolla. Hay una fuerza más enérgica que las grandes corporaciones, más poderosa que los estados más robustos, más audaz que las redes criminales más sofisticadas. Esa fuerza es la de la estupidez humana.