Hay partido en Galicia... de Champions

César Casal González
césar casal CORAZONADAS

OPINIÓN

23 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Con el PNV garantizada la repetición como PRI en el País Vasco, a pesar de la gestión de esa montaña de basura sobre otra montaña de basura en Zaldíbar, gracias a los pactos poselectorales, solo los comicios gallegos se resolverán en una baldosa. Hay partido en Galicia y será de Champions. El ritmo será frenético. Solo se presentan dos. Feijoo, por un lado, y hasta siete partidos por el otro. No hay más. Aunque Gonzalo Caballero, el hombre que nunca tomó una copa en su vida y que bebe colacao, diga que la alternativa es él, sabe que no es así. Aunque Ana Pontón, que está muy fuerte, se venga arriba y diga que ella es la que liderará el cambio y que el BNG tiene posibilidades de gobernar, sabe bien que todo pasa por una coalición entre socialistas y nacionalistas. Una coalición insuficiente. 

Del resultado tan ajustado que se espera nace que las vanidades de Podemos, Anova, las mareas y Esquerda Unida hayan desaparecido y tengamos coalición de un pentapartito, la otra pata necesaria para montar la mesa del cambio. Pentapartito que hay que sumar a los liderazgos del PSOE y del BNG para, entre los siete, desalojar a Feijoo de la Xunta. Feijoo intentará que casi no exista la campaña. Pero lo tiene crudo. Los siete partidos que se coaligarán para gobernar si consiguen 38 diputados y logran dejar a Feijoo en 37 harán todo lo contrario. Desde ya hace semanas nos pintan dos Galicias. Esas dos canciones no vamos a parar de escucharlas. La Galicia de Feijoo, que está llena de encantos y de promesas de nuevas maravillas, con el estribillo de que los que no opten por él estarán regalándole el poder a un conglomerado de fuerzas políticas que solo están de acuerdo en repartirse los despachos. Los presuntos coaligados tocarán una música trágica: nada funciona en Galicia y hasta los mil ríos están envenenados de odio. Tiene razón Gonzalo Caballero cuando subraya que la clave estará en la participación. Para el pacto a siete de izquierdas será fundamental que los gallegos vayan de forma masiva a votar. Para Feijoo, la clave estará en que los fieles no se les escapen ni a Vox ni a Ciudadanos. Un puñado de votos fugados puede ser letal para él. Galicia vivió esta situación límite en el pasado. En unas cuantas ocasiones salió cara para Fraga y Feijoo, y en otra salió cara para Touriño y Quintana. Saldremos de dudas el 5 de abril o, si el resultado puede ser tan ajustado como parece, incluso tendremos que esperar más días al recuento del voto emigrante o a la probable impugnación de algunas mesas para resolver algún escaño que puede hacer que el fiel de la balanza cambie.

Aunque algunas encuestas hablan de una victoria más holgada de Feijoo, pensar eso solo debilita al candidato a repetir. El poder de Madrid, aunque él se empeñe en recordar que se trata de un Gobierno moroso y que no sabe ni cuándo terminará el AVE, y el empuje de los ayuntamientos y diputaciones liderados en su mayoría por pactos PSOE y BNG harán que la tarea para Feijoo sea titánica. Como subir otra vez la piedra de Sísifo a la cumbre de la montaña. Trepidante y angustiosa como una final de Champions, donde el VAR de la emigración puede mudarlo todo.