Por tu nombre, Diana

Xose Carlos Caneiro
xosé carlos caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

BENITO ORDOÑEZ

25 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Por los ríos de tu ausencia, por tu luz, digo por tu nombre. Por todas las heridas que llevamos clavadas en algún lugar del corazón, donde las lágrimas duran más que las sonrisas, tu risa, la tuya, especialmente. Por ti, a 25 de noviembre, escribo esta columna que ya he escrito mil veces. No es opinión, es simplemente un no puedo más, un basta, un por favor. Un sin favor, quiero decir. Porque no soporto más esta sociedad alicaída e impotente, que no puede (que no vence) contra los que vulneran y maltratan. Y asesinan, Diana. Es tu nombre quien escribe estas letras que ya no sé escribir. Pienso en ti, quizá por el juicio, o porque tu figura esbelta y tus ojos limpios son centro de noticiarios. Pienso en ti sin poder pensarte. En tu familia y tus amigos. En todas las mujeres. Y maldigo este mundo que soporta a depredadores y canallas, miserables sin nombre que se tienen que consumir entre las rejas del mundo y del infierno. Sé que no es políticamente correcto lo que digo, que es mejor afirmar que hay que reeducarlos, y regresar a la sociedad, y reinsertarlos. Yo sé que no. Y tú lo sabes, porque ya no estás. Por eso grito para que desaparezcan. Para no verlos nunca más. Al asesino, a los asesinos, y a todos los que aun sin asesinar van matando día a día. Echémoslos. Aislémoslos. Desaparezcámolos. Sin más. Vamos a poder con ellos.

Me he declarado feminista. Lo seré hasta el día en que me muera, a pesar de que algunos quieren usar el feminismo, derecha e izquierda, como una marca electoral. No lo es, proclamo. Porque creo en la igualdad (yo le llamo creencia de género). En la igualdad de derechos. Hombres, mujeres, mujeres, hombres. Tan semejantes por dentro, y afortunadamente tan diferentes. Me he criado entre mujeres, dos hijas, y todos los femeninos inteligentes en el horizonte de mis pretéritos. Mujeres son las que han escrito mis novelas y poemas. Mujeres a mi lado a las que admiro. Mujeres ternura y aliento. Mujeres compañeras y colegas: sus armas son libros en las manos. Por eso y por mucho más reniego de cada miserable machista que piensa, y repiensa, que la fuerza es el carné de propiedad y la propiedad del resto. Malditos seáis, mil veces. Como las mil que he escrito de ti aun sin saberlo. Diana, perdona este exceso. Te juro que no lo escribiría si no supiese que tú, ahora mismo, eres la fuente de todo lo que podemos cambiar. No deben estar sueltos. No digo que se pudran, pero prometo que lo deseo, en contra de mis creencias y mi credo. No puedo evitarlo.

Quizá esto es un poema que ya no sé escribir y me salen las lágrimas, rebeldes, a cada golpe de tecla. Quería decir que por ti recito, voz alta, este artículo de lunes 25 de noviembre. Y grito tu nombre, que es el de todas. Todas, en femenino plural. Tú nos haces vivir aunque ya no vivas. Tú y las Dianas que no aparecen en la crónica de sucesos. El mundo sería mejor contigo. Con todas las mujeres. Ana, Lucía, María, Encarna, Soledad... maltratadas. Todas las mujeres que hoy somos tú, soy tú, y somos todas. Por tu nombre, Diana.