Trump, los árabes ricos y el conflicto judío-palestino

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

21 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Ser equidistante cuando se escribe un artículo de opinión es prácticamente imposible. El espacio y la inmediatez, en muchas ocasiones, impiden ser todo lo precisa que a una le gustaría. Pese a ello, siempre lo hago con toda la buena fe. Dicho esto, intentar expresar con claridad mi opinión sobre un conflicto que lleva siete décadas sin solucionarse, cuyas partes enfrentadas están más lejos que nunca de un acercamiento y en un entorno regional tan inestable como cambiante, es cuando menos una osadía. Sé de antemano que voy a disgustar a los que apoyan a cada una de las partes y me disculpo por ello, no es absoluto mi intención ofender a nadie. No lo haré, sin embargo, por manifestar mi perplejidad y hartazgo ante la falta de voluntad de todos los implicados en el conflicto. Son tantos los intereses creados, tantas las aristas, que se pierde de vista lo más importante: la verdad, la justicia y, sobre todo, las vidas de los inocentes.

Los asentamientos judíos en territorio palestino según la Convención de Ginebra son ilegales, ilegítimos y, además, inmorales. Da igual que Trump alegue que el tiempo transcurrido desde el inicio del conflicto ha acabado por justificarlos. Todos sus movimientos de apoyo a Israel y de castigo a Irán responden a una cuestión de índole personal: la influencia de su yerno Kushner, de origen judío -además de su simpatía por Netanyahu-, y a otra de índole política: quiere desligarse de todos los árabes conflictivos, entre los que se encuentran los palestinos, los sirios y los iraquíes, para centrar su apoyo en los que tienen dinero y parecen más solventes: los saudíes. La visión de un mercader: la inestabilidad es mala para los negocios.

Pero los palestinos y los árabes tampoco son inocentes. Su visión maximalista, su rechazo a negociar la opción de dos estados y la utilización del conflicto como distracción ante sus problemas internos solo han castigado más a los palestinos, cuyo enclaustramiento es peor que la muerte. Esperar a que la manzana madura caiga del árbol ya no sirve, porque si hay alguien que tiene más paciencia que los árabes, son los judíos. Es hora de sentarse a negociar, hacer concesiones y alcanzar la paz.

?Trump quiere desligarse de todos los árabes conflictivos, los palestinos, los sirios y los iraquíes, para centrar su apoyo en los que tienen dinero y parecen más solventes: los saudíes