Dieta vegetariana y la salud del niño

Rosaura Leis FIRMA INVITADA

OPINIÓN

NICK SAFFELL

21 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El aumento del consumo de dietas restrictivas, con eliminación de importantes nutrientes como la lactosa o el gluten, por una engañosa percepción de enfermedad no acompañada de un diagnóstico y consejo médico, y de dietas especiales, como la vegana, por razones ecológicas, de creencias o éticas y, en menor medida, por razones de salud, puede suponer importantes riesgos nutricionales.

La dieta vegetariana se caracteriza por el no consumo de carne y pescados, pudiendo incluir huevos y/o lácteos (ovo o lácteo-ovo-vegetariana), o por la exclusión de cualquier producto animal (dieta vegana). Aportan abundante fibra, magnesio, hierro férrico, ácido fólico, vitaminas C y E, ácidos grasos poliinsaturados n-6, carotenoides, flavonoides y otros fitoquímicos y antioxidantes, y sin embargo son deficitarias en grasa, ácidos grasos poliinsaturados n-3, colesterol, yodo, zinc, hierro ferroso y vitaminas B12 y D. Cuanto más restrictiva es, mayor es el riesgo de déficits de nutrientes, y debe ser suplementada.

Una alimentación saludable debe ser suficiente, variada, equilibrada y adecuada a las necesidades según edad, sexo, grado de actividad física y estado de salud. Cubrir los requerimientos nutricionales es fundamental a lo largo de todo el ciclo vital, pero existen ventanas de oportunidad en las que el efecto sobre la salud y la enfermedad es máximo. Se ha puesto en evidencia el importante papel de la alimentación y nutrición en los mil primeros días de vida, que incluyen gestación, lactancia y los dos primeros años, sobre la prevención de enfermedad y la calidad de vida a corto, medio y largo plazo. En este sentido, la alimentación y salud de la mujer gestante requiere especial atención.

La leche de la madre es el alimento ideal para la alimentación de lactante, y una adecuada nutrición y salud materna va a garantizar el crecimiento y desarrollo del niño. A partir del sexto mes continúa siendo principal, pero debe ser complementada por otros alimentos, y al año de vida el niño debe estar incorporado a la mesa familiar. Las sociedades científicas pediátricas, a pesar de que no hay evidencia de que la dieta vegetariana sea insegura, recomiendan durante la infancia y en niños de corta edad una dieta omnívora o, por lo menos, ovo o lactovegetariana. Especial atención debe tenerse también en la adolescencia, período crítico de crecimiento y donde se alcanza el máximo pico de masa ósea. Los adolescentes han aumentado en los últimos años el consumo de este tipo de dietas, tanto por motivos de creencias y búsqueda de identidad como, en no pocas ocasiones, en el contexto de alteraciones del comportamiento alimentario, anorexia, bulimia, atracones, ortorexia y vigorexia.

En cualquier caso, una alimentación omnívora, vegetariana o vegana debe estar bien planificada, y en caso necesario ser suplementada, especialmente en los grupos más vulnerables, la mujer gestante y lactante, el niño y el adolescente.