La Justicia puede salvar a Torra

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

18 nov 2019 . Actualizado a las 05:01 h.

Quim Torra es el sumo, supremo, máximo y superior de este planeta que nos empeñamos en destrozar. Lo dijo ayer ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña como justificación por la acusación de desobediencia al no retirar los lazos amarillos de las instituciones. Él está por encima de la Junta Electoral, de los tribunales y de las normas que nos dimos. Habla diferente idioma. Mucho más refinado, claro. «He comido butifarra con judías y según las preguntas del juez, la cosa saldrá por un lado u otro», dijo ayer con su rico vocabulario y la elegancia habitual.

Y, sin embargo, esos tribunales a los que dice detestar y a los que no respeta son el flotador que puede salvarlo del barullo en el que se ha metido y los únicos que pueden ofrecerle una salida digna ante el talibanismo y la exigencia de responsabilidades de los suyos. Él es el primero en saber que el camino que tomó no le llevará a ningún lugar; se lo dicen hasta miembros de su Govern. Pero no puede dar marcha atrás y reconocer el error porque pasaría a la historia como un cobarde y un traidor.

Así que lo mejor que le puede ocurrir al líder de las clases adineradas catalanas, representante de los del 3 % y del clan de los Pujol, es una inhabilitación que le permita irse de gira por El Vendrell y Sant Pere de Ribes para explicar lo malvados que son los jueces y las leyes españolas. Y pasearse como un héroe que quiso lograr la independencia pero no le dejaron. Aunque nos deje un embolado que puede acabar con Puchi como presidente. Una inhabilitación es lo único que le queda para salir airoso. Solo así se entiende el «sí, desobedecí» que pronunció ayer en tono desafiante dentro del mitin que ofreció a sus señorías ante la mirada complaciente de su abogado, Gonzalo Boyé, condenado a 14 años de prisión por colaborar con ETA en el secuestro de Revilla.

Si Torra sale indemne de la acusación y no es condenado, se llevará el disgusto de su vida. No lo duden. Porque en los tribunales, en la Justicia, esa a la que ni respeta ni acata, está el salvoconducto para que dentro de un tiempo, cuando pasee por la Diagonal, no le partan la cara por desertor y mentiroso.