Economía de la gran coalición

Javier Santacruz Cano LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

12 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El resultado de las elecciones generales celebradas el domingo es muy relevante desde el punto de vista económico, dado que según qué pactos se haga serán aceleradores o frenos para la llegada de la próxima recesión. Los diferentes factores cíclicos e indicadores adelantados (PMI, ventas y salarios de grandes empresas, pedidos industriales, consumo de energía, afiliaciones a la Seguridad Social…) nos hablan de una contracción económica para estas mismas fechas del próximo año 2020.

Sin embargo, diversos factores externos e internos pueden atrasar o adelantar la nueva recesión. Por el lado externo, los dos principales riesgos -como son el brexit y la guerra comercial China-EE.UU.- están resolviéndose poco a poco de forma pausada pero positiva, con lo cual solo quedan como posibles catalizadores de la crisis elementos internos como la situación catalana o el Gobierno (o no Gobierno) que salga de los comicios recientes.

De los tres principales escenarios políticos abiertos -nuevas elecciones, pacto del bloque de izquierdas + nacionalistas o una gran coalición en la forma que se sustancie entre los dos grandes partidos- la que provocaría una caída brusca del crecimiento del PIB sería la primera, mientras que la que dibujaría una senda más suave sería la última. En ninguno de los casos se puede caer en la absurda idea de parar el ciclo económico, sino en trazar qué estrategia de política económica es la mejor para que la nueva crisis sea más corta y menos intensa que la del 2008.

Con un riesgo elevado de descuadre de las cuentas públicas, tal y como advirtió la Comisión Europea recientemente, y una reducción progresiva de la aportación que hace el sector exterior al crecimiento de la economía española, un escenario tan complejo como el actual es una fuente de oportunidades. Las grandes reformas que se han hecho en España (la más importante, permitir que con menores crecimientos del PIB se pueda seguir creando empleo neto) han tenido lugar en épocas políticamente convulsas, como ocurrió en el 2009 con las pensiones o en el 2011 con la reforma de la Constitución: con el consenso de los dos grandes partidos.

Por ello, es preciso construir la economía que sustentará un acuerdo entre PSOE y PP (dando cabida a Ciudadanos) con independencia de cómo se haga en términos organizativos (gobierno conjunto, apoyo externo, pacto de legislatura…). En definitiva, una economía de la gran coalición que eleve el crecimiento potencial de nuestra economía, haga las reformas que faltan y restablezcan las instituciones.