Un CIS utilizado para crear opinión

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

31 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue Benjamin Disraeli, dos veces primer ministro del Reino Unido, quien acuñó la frase: «Hasta en el exceso existe una moderación». El exceso y el abuso en política pueden tolerarse en dosis esporádicas, pero no permanentes. Ese es el caso de la constante utilización partidista del CIS que Pedro Sánchez practica desde que llegó a la Moncloa. El organismo demoscópico público se ha convertido en un pozo de descrédito que va más allá de que acierte o no con sus sondeos. El descaro de José Félix Tezanos es tal que pretendía seguir en la ejecutiva del PSOE mientras dirigía el centro encuestador y protestó airadamente cuando se le negó tal disparate. Y también quiere que asumamos como normal que el director del CIS pida abiertamente el voto para su partido, como ha hecho él. Sánchez y Tezanos utilizan un método genialmente perverso que da la vuelta al objetivo de las encuestas electorales. En lugar de reflejar un estado de opinión, lo que pretenden y consiguen con sus sondeos es precisamente crear ese estado de opinión. Un estudio con datos radicalmente contrarios a todos los demás, que indica que el PSOE doblará en escaños al PP, sitúa en 195 diputados la suma de los socialistas con Unidas Podemos y da a Sánchez la opción de gobernar también con Ciudadanos, pese al descalabro de los de Rivera, es evidentemente una provocación. Pero ese sondeo, que claramente no refleja el estado de opinión actual, sí tiene la capacidad de modificarlo de cara al futuro, sobre todo cuando se dice que el del CIS es el único sondeo fiable porque tiene una muestra mucho mayor que el resto. Esa encuesta fija ya un marco mental que hace dudar a los ciudadanos del resto de sondeos y los condiciona de cara al 10-N.

Lo que busca Tezanos no es acercarse al resultado de las elecciones generales, sino que sea este el que se acerque lo máximo posible a lo que él y Sánchez han diseñado previamente. Que lo consigan o no solo depende de que, a ojos de los votantes, el abuso partidista del CIS haya superado el umbral máximo de exceso que fijaba Disraeli.