La humillación de Ciudadanos

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Manuel Ángel Laya - Europa Press

11 oct 2019 . Actualizado a las 19:58 h.

Hay diversas formas de perder unas elecciones. Para un partido de centro-derecha, la más humillante sería quedar por detrás de Vox. Pues eso es lo que le puede ocurrir a Ciudadanos si se confirmase la última encuesta publicada, la de Sigma-2 para el diario El Mundo. Ciudadanos ninguneó al partido de Abascal durante la negociación de los pactos de Gobierno. No quiso ninguna foto donde se viese juntos a representantes de los dos partidos. No se quiso contaminar con ninguna imagen que lo relacionase con la extrema derecha, aunque al final ambos coincidieron en apoyar a candidatos del Partido Popular, sobre todo en Andalucía y Madrid. Esas mayorías formadas vergonzantemente no existirían sin el consentimiento y el apoyo de Vox.

Naturalmente, una encuesta, y además única, no determina absolutamente nada. Se trata de la impresión de un momento y queda mucho partido. Pero basta que se extienda la idea del hundimiento o del fuerte retroceso para que se cree un estado de opinión. Las encuestas también contribuyen a la orientación del voto, como saben muy bien en la sede del CIS. De nada sirve un programa excelente, un buen candidato o un magnífico equipo si los sondeos anuncian una debacle. Esa está siendo la desgracia de Ciudadanos. Sufre una crisis psicológica.

No hace falta echar sal en la herida de las causas. Pido disculpas si están muy repetidas, que lo están, pero el análisis político lo requiere. Haciendo de profeta del pasado, resulta evidente que la dirección del partido (y no solo Albert Rivera) se equivocó al pelear por el liderazgo conservador sin calcular la fuerza y la implantación territorial del PP. Se equivocó al proponer como objetivo echar a Pedro Sánchez de la Moncloa, sin calcular tampoco la capacidad de resistir del campeón de la resistencia. Desperdició la irrepetible oportunidad de evitar una interinidad tan larga del Gobierno. Y tiró por la borda su principal capital político, que es la etiqueta de centro.

Ahora todos los demás partidos pescan votos en sus aguas. Si el PP crece en las encuestas, es a costa de Ciudadanos. Si Errejón le quita sufragios al PSOE, el PSOE los compensa con los regalos de Ciudadanos. Y si Vox le llegase a superar, sería, como digo, una humillación, pero encerraría una enorme lección política: los partidos viven de la coherencia. Los votantes los castigan cuando empiezan a tener dudas sobre lo que votan. Y el peor diagnóstico es que a Rivera ya le empiezan a preguntar qué hará a partir del 10 de noviembre. Eso significa que mucha opinión publicada empieza a verlo fuera de la dirección y quizá de la política. Lamento mucho tener que escribirlo. De verdad que lo lamento; pero ese es el ambiente en toda su crueldad.