
La próxima guerra de consolas ya tiene fecha: será a finales del 2020 -ya saben, la megacampaña Halloween-Black Friday-Navidad- cuando se pongan a la venta la nueva PlayStation 5 y su equivalente de Microsoft (que de momento lleva el críptico nombre de Project Scarlett, pero no duden que acabará llamándose Xbox loquesea). Sony dio ayer detalles de la PS5, con la que espera «llevar la sensación de inmersión a un nivel superior».
Como el comunicado original estaba en japonés me he ido a la web de videojuegos de referencia en Galicia -Revista Morcego- para enterarme de las novedades, que afectan sobre todo al mando (el sucesor del DualShock 4). Cuenta Carlos Pereiro que tendrá una nueva tecnología háptica que «hará que el jugador pueda sentir una variedad de reacciones más amplia, como por ejemplo la sensación de un golpe contra una pared o el choque contra una valla durante una carrera». Según la compañía, se podrá incluso percibir diferencias como «correr por la hierba y saborear la sensación en el barro». Además, los botones L2 y R2 podrán ser programados por los desarrolladores para adaptar la resistencia del gatillo dependiendo del juego, algo parecido a lo que ya ofrecen algunas marcas que fabrican joysticks para gaming, como Razer o Scuf.
Por supuesto, la PS5 tendrá un potencial gráfico «dramáticamente superior», como ya avanzó el pasado mes de mayo el presidente y consejero delegado de Sony Interactive Entertainment, Kenichiro Yoshida. La duda es si esta nueva generación de consolas sucumbirá ante los nuevos servicios de videojuego por streaming: Google Stadia, Apple Arcade y proyectos similares de EA (Atlas), Disney y Amazon.