Patinetes eléctricos versus seguridad vial

Francisco Paz FIRMA INVITADA

OPINIÓN

M.MORALEJO

30 sep 2019 . Actualizado a las 19:25 h.

Los avances tecnológicos, derivados del desarrollo de los motores eléctricos han traído nuevas alternativas y soluciones de movilidad urbana. En muy poco tiempo hemos visto las calles de las principales urbes llenas de nuevos aparatos que invaden todo el espacio público, y muchas veces lo hacen alterando la convivencia y la seguridad vial.

Los principales perjudicados siguen siendo los peatones que, aún sin recuperarse del bum de la invasión de las aceras por parte de ciclistas, asisten incrédulos al festival de todo tipo de artilugios que a grandes velocidades los amenazan por doquier.

Además, los nuevos proveedores de movilidad se aprestan a usar el espacio público para fomentar sus negocios, y entre las estaciones de carga, reparación y el depósito mismo de sus aparatos limitan el espacio ya paupérrimo de las aceras

¿Se puede circular por las aceras, calles peatonales, carriles bici, calzada urbana o interurbana? ¿A qué velocidad (como si llevaran velocímetro…)? ¿Tengo que usar chaleco o casco? ¿Y luces o timbre? ¿El seguro es obligatorio? ¿Necesito matricula o autorización municipal? ¿Dónde lo aparco?

Interrogantes lógicos de preguntar pero imposible de responder con certeza, pues, una vez más, la cosa va por barrios. Dime dónde vives y te diré cómo los regulan, si es que lo hacen. Los ayuntamientos desarrollan ordenanzas municipales al amparo de una instrucción de tráfico (DGT) que ya era obsoleta el día de su publicación, y que deja claro que corresponde a los ayuntamientos establecer limitaciones a la circulación en las vías urbanas, dependiendo de la velocidad máxima por construcción, masa, capacidad, servicio u otros criterios que se consideren relevantes. Dice la instrucción (DGT) que: los VMP (vehículos de movilidad personal) podrán ubicarse físicamente en el ámbito de la calzada, siempre que se trate de vías expresamente autorizadas por la autoridad local. La autoridad municipal, no obstante, podrá autorizar su circulación por aceras, zonas peatonales, parques o habilitar carriles especiales con las prohibiciones y limitaciones que considere necesarias (relativas a masa, velocidad y servicio al que se destinan) para garantizar la seguridad de los usuarios de la vía. Cuando queden asimilados a ciclos y bicicletas, les será aplicable lo dispuesto para estos en la legislación de tráfico, seguridad vial y circulación de vehículos a motor.

Resumiendo, no te digo nada pero te lo digo todo. En vías que no son de competencia municipal la circulación está prohibida, y en poblado que cada ayuntamiento se las apañe como pueda o sepa.

Esta falta de coraje al legislar, unido a lo farragoso que es cambiar o actualizar una norma de circulación, convierte en un limbo y en un aserto imposible saber cómo hay que circular en patinete, a menos que se lleve un compendio de ordenanzas municipales bajo el brazo si se pretende usar un patinete en ciudades diferentes.

En temas de seguridad vial las cifras ya empiezan a reprochar la pereza legislativa en formato de víctimas que hubieran podido evitarse. Ya tenemos que manejar una nueva clasificación con los patinetes eléctricos como protagonistas y contabilizar muertos, heridos graves y heridos leves. Las urgencias ya empiezan a atender a usuarios, víctimas de sus propias caídas, la mayoría por contusiones cerebrales y por fracturas de tibia y peroné (al apoyar el pie en el suelo en giros y frenadas, sin tener en cuenta la gran diferencia de velocidad entre patinete/suelo).

Conclusiones:

Hay que favorecer la nueva movilidad con valentía, por que ello significa quitar coches de la circulación.

Hay que proteger al peatón, sobre todo a los más vulnerables (niños, ancianos, y personas con diversidad funcional), y para ello hay que legislar de forma contundente y aplicar medidas efectivas de vigilancia , control y sanción.

Hay que educar a todos los usuarios para que acepten compartir el espacio público. Hay sitio para todos, solo hay que ordenarlo.

Hay que educar y formar a los usuarios que abrazan las nuevas formas de movilidad para evitar daños propios o ajenos.

Hay que incluir medidas de autoprotección para los usuarios de VMP en función del tipo de aparato que se utilice.

Hay que garantizar la responsabilidad civil para resarcir los daños que se pueda causar a otros usuarios o a otros bienes.

Hay que verificar que los patinetes que se ponen en circulación reúnen características de seguridad homologadas.

Hay que regular el sharing y los aparcamientos para frenar invasiones salvajes de los VMP.