Uno de nuestros himnos no oficiales, el Miña terra galega de Siniestro, es una maravillosa versión del Sweet Home Alabama de Lynyrd Skynyrd, una banda mítica marcada por la tragedia. Esa canción podía cantarla -tal vez lo haya hecho, en la ducha o en un karaoke de decoración hortera- Donald Trump. El presidente estadounidense ha convertido al estado sureño en viral. ¿La razón? Una error convertido en una descomunal trola.
Durante el fin de semana Trump usó Twitter como si fuera una ametralladora. Publicó un montón de mensajes sobre el paso del huracán Dorian por su país. Uno de ellos decía que Alabama iba a sufrir también el impacto. Y no era verdad. Lo desmintió el servicio meteorológico oficial. Pero él se empeñó, una vez más, en retorcer la realidad con los mal llamados hechos alternativos. Lo hizo de forma chusca, burda, exhibiendo un mapa manipulado que no engañó a una legión de ojos escrutadores, acostumbrados a desconfiar de sus palabras y acciones.
Donald es uno de los políticos más mentirosos de la historia reciente. De su boca y de su pluma salen cada año miles de falsedades, pero esta vez se superó a sí mismo con un mapa más falso que Judas, al que alguien -el propio magnate o un torpe colaborador- dibujó un círculo negro. Lo enseñó públicamente, sin sonrojo. Y llegaron las preguntas sobre si el mapa había sido alterado, pero no hubo respuestas. Solo un «no lo sé». Entonces se armó el escándalo. Y volvimos a hablar de Alabama, pero no por esa canción que tenemos a medias, sino por un episodio más de la eterna guerra del populismo contra la realidad y los hechos.