Un mundo muy revuelto

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa MI QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

26 ago 2019 . Actualizado a las 09:13 h.

Agosto es ese mes en el que casi todo se detiene y las vacaciones parecen amainar o aplazar los conflictos. Pero eso no está sucediendo ahora, porque nadie figura aquietado. Ni siquiera Donald Trump parece haberse tomado vacaciones, empeñado en comprarle Groenlandia a Dinamarca. Claro que la respuesta fue concluyentemente negativa y un exministro danés lo calificó de «tonto narcisista». Estamos hablando del mismo Trump que figura como promotor de una política migratoria que le permitirá a EE.UU. la detención indefinida de menores, que hasta ahora deben ser liberados a los 20 días. Trump cree que la actual política migratoria es un «pasaporte para entrar en EE.UU.» Nada que no haya dicho antes, porque hay temas que Trump simplemente no abandona y vuelve sobre ellos cada vez que no se le ocurre otra cosa. Por ejemplo, Venezuela. Trump sigue buscándole las vueltas a Maduro, que ya no está seguro de que pueda aguantar mucho más, porque hasta los suyos le susurran que debería hacer algo distinto o distante, antes de recibir una cornada de Trump.

Las relaciones entre EE.UU. y China también inquietan, porque aún no se sabe por dónde saldrán, sobre todo si las conduce Trump con su acreditada cabezonería. ¿Y el brexit? Según el primer ministro británico, Boris Johnson, faltan poco más de dos meses para que el Reino Unido se vaya de la Unión Europea. El británico se reunió en Berlín con la canciller Angela Merkel, que se limitó a reconocer que tenemos que afrontar un problema serio. Johnson dijo que «hay un amplio margen para un acuerdo». Merkel le ha señalado un horizonte de 30 días para evitar un brexit duro.

Los españoles también nos encontraremos con nuestro circo revuelto a la vuelta de las vacaciones. Nuestros políticos retomarán el rodaje de la película de sus acuerdos y ficciones que empezaron en abril con las elecciones generales. Otra vez PSOE y Unidas Podemos regresarán al erre que erre de unas negociaciones que quizá ya ni desean, visto el amargo sabor que les dejó el pasado intento. O sea, sin novedades. Y luego está la locura del fútbol, donde «hoy cualquiera vale cien millones», como bien dijo Cristiano Ronaldo.