¿Se debe cobrar algún tipo de entrada en las catedrales, monasterios y otros edificios de patrimonio cultural para ayudar a su conservación?

¿Pagaría usted por entrar en una iglesia, una catedral o un museo? El Gobierno tiene en mente llevar a cabo esta iniciativa. Para conservar y preservar hacen falta recursos económicos, que no siempre pueden salir de los impuestos generales. Todo ello está en contraposición con dar a conocer este patrimonio a toda la población. La Voz recoge dos opiniones diferentes.

La directora xeral de Patrimonio Cultural, María del Carmen Martínez, y el director de la Fundación de la Catedral de Santiago, Daniel Lorenzo, abordan en dos artículos la necesidad de que se pague una entrada por entrar en los edificios que son patrimonio cultural. La iniciativa parece que está en la recámara de acciones que quiere poner en marcha el Gobierno. 


Promover, conservar y también financiar

Hace pocos días se daba cuenta de la pretensión, o proyecto, del Gobierno de instaurar algún modo de «pago por uso» de las autovías hasta ahora financiadas vía impuestos. Me atrevo a conjeturar que la primera reacción del ciudadano no fue positiva; como normalmente no es nada favorable la opinión de los mismos ciudadanos ante carreteras en mal estado de conservación.

 Por lo que respecta al patrimonio cultural la situación no es muy distinta: nos escandaliza el deterioro de los bienes histórico-artísticos pero algunos reaccionan con crítica acerba cuando se propone el cobro de entrada para procurar su conservación; sorprendentemente ese escándalo se hace más ostentoso si los bienes no son de titularidad pública. En efecto, se estima todo un éxito que el Museo del Prado haya alcanzado autofinanciarse en un 67% gracias a la afluencia de visitantes que pagan su entrada. O que la Alhambra de Granada, también de titularidad pública, ingrese más de 30 millones de euros. Como de pago son las visitas a los inmuebles del patrimonio nacional… Realidad esta perfectamente homologable a lo que sucede en países de nuestro entorno. Seguro que muchos han tenido esa misma experiencia al visitar el Museo del Louvre, la Galería Uffizi... Recuerdo la extraña sensación que sentí al acceder a la National Gallery sin pasar por taquilla, me indicaron que los museos nacionales en Reino Unido se financian vía presupuestos del Estado y aportaciones voluntarias; es otra opción, como advertimos por lo que se refiere a las carreteras. Si nos movemos por la geografía nacional y más allá, ya no nos sorprende visitar catedrales, iglesias, monasterios… pagando un precio que permita, en el mejor de los casos, mantener abierto el monumento y procurar su conservación.

El patrimonio cultural genera riqueza, que -lamentablemente- no suele revertir en su preservación. En el 2013 los responsables de la gestión de la Alhambra hicieron público un estudio en el que cifraban el impacto económico del monumento en Andalucía en 750 millones de euros. También se alude con cierta frecuencia a la llamada «tasa turística»; tema al que dedicó un artículo el profesor Luís Caramés, en el que incide en la importancia de aplicar adecuadamente el producto de dicha tasa.

Sin ninguna duda, la conservación y rehabilitación del patrimonio cultural debería ocupar un lugar primordial allí donde se establezca. Pero hay lugares que por ser meta de peregrinación, por el espíritu y espiritualidad que los anima, han de permanecer abiertos y de acceso gratuito. Esa es la razón principal por la que la Catedral de Santiago, por propia vocación, es lugar abierto, de acogida y abrazo.

Autor Daniel Lorenzo Santos Director de la Fundación Catedral de Santiago

Compromiso co presente e aposta de futuro

Galicia é un país cun patrimonio cultural moi rico e diverso no tipo de bens e manifestacións que o conforman. Un conxunto que debe ser correctamente xestionado e salvagardado para cumprir a nosa responsabilidade como legatarios dese herdo, así como para garantir a permanencia da identidade e a cultura galegas no tempo.

 En xeral, podemos afirmar que as políticas patrimoniais son compromiso co presente e unha aposta de futuro. Estamos diante duns recursos endóxenos de gran valía e perante os que somos responsables social e individualmente até transmitírllelos á seguinte xeración.

Pero tamén somos responsables de procurar e crear marcos para un axeitado aproveitamento económico do mesmo, a través da promoción dun turismo cultural, respectuoso e sustentable, e do fomento profesional asociado a todas as fases de xestión do noso vasto patrimonio cultural.

Cobrar ou non cobrar entrada para visitar determinados inmobles é unha decisión que recae no titular do monumento en cuestión. O que si é imprescindible, no caso dos bens de interese cultural, o máximo nivel de protección previsto na lexislación en materia de patrimonio, é que o propietario do mesmo garanta a visita pública e gratuíta un mínimo de catro días ao mes durante, polo menos, catro horas ao día, permitindo así o coñecemento e desfrute por parte de quen o desexe.

O abono de entradas, xa sexa como medida para o control, a seguridade dos visitantes e a conservación dos bens, xa sexa como complemento económico para a sustentabilidade no mantemento dos propios bens, é algo habitual e estendido na meirande parte de países, incluídos case todos aqueles máis desenvoltos e comprometidos coa salvagarda do seu patrimonio.

Trátase, en todo caso, de establecer as condicións para que a conservación en boas condicións do inmoble sexa viable, que, de ser o caso, se poida perfeccionar a oferta e servizos complementarios, e sempre de forma compatible cos dereitos de todos os cidadáns a acceder ao patrimonio común.

Por último, cómpre lembrar que para a xestión do patrimonio, como para case todas as actividades humanas, non hai verdades universais nin receitas máxicas. Si hai boas prácticas. Desde logo, hai modelos e bos exemplos na creación e xestión de proxectos, pero todo se debe basear no estudo de caso e na análise concreta de cada situación, dos pros e os contras para levar adiante a mellor acción de salvagarda posible.

E todo isto tendo presente aquela luminosa idea do político francés Édouard Herriot: “O valor dunha civilización non se mide polo que sabe crear, senón polo que é capaz de conservar”.

Autor Mª del Carmen Martínez Insua Directora xeral de Patrimonio Cultural
Votación
3 votos
Comentarios

¿Se debe cobrar algún tipo de entrada en las catedrales, monasterios y otros edificios de patrimonio cultural para ayudar a su conservación?