Turbulencias en altura

David V. Fernández Bermúdez FIRMA INVITADA

OPINIÓN

maria pedreda

23 ago 2019 . Actualizado a las 12:14 h.

En ocasiones, cuando escuchamos hablar a los pasajeros de sus experiencias a bordo de los aviones comerciales, no suele faltar la referencia a la -por todos conocida- turbulencia. A ellos, a veces, les gusta denominarlas como «baches aéreos» o «bolsas de aire»… lo cierto es que cuando leemos o vemos en los medios que los ocupantes de un avión han llegado a sufrir heridas debido a la tan «temida» experiencia, podemos llegar a alarmarnos mucho, incluso más de lo necesario.

 La turbulencia no es otra cosa, que un movimiento «desordenado» del aire. Si la masa de aire la encontramos de forma «laminar», el vuelo es placentero y tranquilo; cuando el aire se «agita» -en explicación coloquial-, el avión se mueve acorde al comportamiento de la citada masa. No olvidemos que el aeroplano se sustenta en el aire, si este se mueve la aeronave hará lo propio. Los movimientos del avión dentro de aire turbulento pueden llegar a convertirse en serias sacudidas en función de la intensidad. Esto puede llegar a causar lesiones en los pasajeros cuando no están haciendo uso de los cinturones de seguridad. ¿Cómo es posible que una turbulencia pueda provocar daños personales y que la tripulación no avise? Pues bien, todos deberíamos tener muy claro que la tripulación nos dice que aunque la señal de cinturones se encuentre apagada, debemos seguir haciendo uso de los mismos, precisamente para evitar sufrir este tipo de experiencias.

En ocasiones, los pilotos durante el vuelo, encienden la señal de cinturones debido a que la nave va a penetrar en aire turbulento, ¿Por qué unas veces avisan y otras no? La respuesta es muy sencilla: las turbulencias pueden ser mecánicas, térmicas, en aire claro… dependiendo de dónde y cómo se generen. Si, por ejemplo, se encuentran en el interior de una nube, el radar meteorológico del avión la detecta y los pilotos nos avisan; pero si están en aire claro, el radar no la detecta y nos las encontramos sin más, por eso, una vez más, es necesario sugerir que, cuando vuelen, no se quiten el cinturón de seguridad salvo que sea estrictamente necesario y la señal esté apagada.

La seguridad en la aviación comercial es prioridad para todos los operadores y autoridades. Por eso volar es la forma más segura de viajar, pero como ya es sabido, para que ello ocurra todos debemos colaborar, por lo que rogamos que se abrochen los cinturones y disfruten de una de las experiencias más apasionantes, por lo menos para mi.