Los soldaditos ya no son de plomo

Pedro Armas
Pedro Armas EN LÍNEA

OPINIÓN

23 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde tiempo inmemorial los mandos militares han ensayado sus tácticas bélicas con soldaditos de plomo. Es probable que, durante estos días de tregua en la guerra política, el mariscal Pedro Sánchez se halle practicando, en sobremesa y sobre maqueta, su maniobra de ataque envolvente. Muchas de las cosas que hace Sánchez parece que las haya inventado él; paradójicamente, todo lo que hace es histórico por novedoso. Los militares, que no se andan con miramientos sobre el lenguaje sexista, al ataque envolvente llevan siglos denominándolo la envolvente.

La envolvente del presidente en funciones es una maniobra ofensiva, en el doble sentido: ofensiva porque es una maniobra de ataque y ofensiva porque ofende. Ofensiva para los partidos políticos a los que pide que desalojen el flanco derecho, sin más, porque sí, porque los derrotados han de rendirse. Ofensiva para los formaciones a las que el presidente pide que desalojen el flanco izquierdo, sin más, porque sí, porque él solamente debe tener vía libre para aplicar las políticas progresistas que el pueblo sitiado reclama; eso sí, mediante tratados firmados con la banca, la patronal, la iglesia y la prensa.

La envolvente tiene como objetivo atacar los flancos y, llegado el caso, la retaguardia de los adversarios, enemigos y supuestos amigos. Se trata de sorprenderlos, generar confusión entre sus aliados, incentivar a desertores, inducir a suicidas, disparar fuego en rosca desde los cañones mediáticos, destruir puentes, cortar vías de comunicación, cortar vías de retirada y exterminar a parte de ellos sin que se note mucho, porque una cosa es la medalla por una victoria y otra distinta la mala imagen por un genocidio. La envolvente es una maniobra arriesgada. Si el que manda no sabe qué es el equilibrio de poder y, para no revelar sus intenciones, divide sus fuerzas hacia ambos flancos a la vez, sus huestes pueden ser rechazadas, mientras su retaguardia queda muy expuesta. Si los atacados consiguen rechazar el flanco, enviando allí reservistas, insumisos y abstencionistas, pueden pasar al contraataque. El resultado de la batalla sería entonces incierto. Tanto se podría ganar perdiendo como perder ganando.

A los soldaditos de plomo los seguimos llamando así, pero en la actualidad ya no se hacen de plomo, porque el plomo contamina. Hoy los soldaditos son fundidos a partir de otras aleaciones, pulidos con esmero y pintados a mano con pinturas no tóxicas, ya que hay que respetar el marco histórico, el marco ambiental, el marco ideológico y el marco constitucional. Los soldaditos de hoy en día son miniaturas de más valor, y quien juegue con ellos ha de saber que ya no son de plomo.