Los tiempos de verano permiten darle vueltas a la prensa. En este ir y venir es posible encontrar noticias que al cabo de los días nos muestran su envés. Hay noticias de verano recurrentes como el tiempo, los incendios y la eficaz carestía de nuestros aeropuertos pareja a su mal servicio, con sus huelgas de verano, y a nuestros errores de planificación. Sin olvidar la autopista del Atlántico, amén de los políticos -con sus gobiernos y oposición- y su política industrial. Lo que no impide que se encuentren noticias que provocan interrogantes.
Por empezar, el pulpo y su cultivo. Una noticia de importancia económica por más que aún se encuentre, a mi modo de ver, lejano el momento de su comercialización. Pero que alcanza notoriedad por la decisión de dos empresas que, pasados los primeros treinta y cinco años del esfuerzo emprendedor e inversor del Estado para el cultivo de pulpo, han decidido continuar los desarrollos y la investigación de los centros públicos. Actuaciones desde la esfera privada que no excluyen la financiación pública. Todo ello acorde a lo sostenido y analizado por la economista Mariana Mazzucato en torno al falso mito de un sector privado innovador frente a una Administración pública poco activa.
Llama estos días también la atención un conflicto, apenas percibido, sobre los usos y destinos de dos puertos arousanos, A Pobra y Ribeira, dependientes de Portos de Galicia, en el que usuarios y empresarios se oponen a una concesión administrativa para la descarga y almacenamiento de contenedores, alternativa de uso que limitaría el espacio portuario para las descargas tradicionales de túnidos y otros productos.
Con esto de los contenedores, sus descargas y almacenamiento en zonas públicas portuarias, podría pasarnos aquello sucedido con la planificación de aeropuertos y otras infraestructuras. Asistimos, hace pocos años, a una dura competencia entre los puertos del Estado de Vigo y Marín por el mercado de contenedores. La reciente entrada de Portos de Galicia en esa competencia contribuiría además a la desestructuración de las pequeñas áreas portuarias y su actividad tradicional. En el envés de esa decisión errónea se encuentran los razonables recursos presentados contra las citadas concesiones por otros usuarios y quizás el cese del presidente de Portos de Galicia, seguida de su dimisión de los cargos ostentados en el Partido Popular. Lo que podría facilitar unos más acertados criterios en los servicios portuarios.
Por último, con asombro, pero desde luego sin sorpresa, conocemos una casuística de investigadores y profesores que ven cercenadas sus posibilidades para acceder a los cuerpos docentes universitarios. Los criterios de la Agencia ANECA para «la acreditación» evalúan méritos investigadores y docentes, prioritariamente. El envés permite preguntarnos si las acreditaciones, también las hay autonómicas, mejoran con esos criterios la selección de profesorado. Si tal fuere para las universidades el objetivo de la acreditación.