Las antenas de telefonía provocan cáncer, los cargadores de móviles lesiones cardiovasculares, las pantallas dañan la vista, el uso del smartphone ha hecho que la especie humana desarrolle un nuevo hueso en el cráneo -saltándose millones de años de evolución LOL-, los videojuegos convierten a niños y adolescentes en adictos... No estamos digiriendo bien esta era de la democratización tecnológica, seguimos viendo los avances como una amenaza, igual que hace siglos desconfiaban y trataban como herejes a los iluminados que decían que la Tierra era redonda y giraba alrededor del Sol.
Un ejemplo más: un reciente estudio alerta de que el uso del móvil se relaciona con notas más bajas, abuso de alcohol, problemas de salud mental y el «aumento de las relaciones sexuales», como si esto último también fuese anatema. Creo que hay demasiado dinero para algunos trabajos de investigación...
Luego llega un chaval de 16 años y se embolsa tres millones de dólares por ganar al Fortnite, y de repente desaparece nuestra tecnofobia y todos queremos que nuestros hijos sean como Kyle Giersdorf. El mundo ha cambiado, asumámoslo.