El fracaso de los políticos

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

14 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Usted hace su trabajo. Yo, el mío. En mi casa cada uno cumple los horarios. En su casa seguro que también es así. La normalidad es lo habitual entre los que tenemos nómina. Nuestro normalidad consiste en cumplir con las obligaciones que nos tocan en los puestos de trabajo. A mí me corresponde venir a un polígono de los más grandes de Galicia y todas las mañanas somos miles los que nos incorporamos a trabajar. Cuando nos duele la cabeza, seguimos con la cabeza y el dolor de cabeza a cuestas. El Congreso de los Diputados con sus nóminas imponentes, sus móviles y sus tabletas regaladas, tenía una misión, solo una: que hubiese un gobierno en España después de las elecciones. Que no tuviésemos que volver a pasar por el disparate carísimo de repetir las comicios. Pues nada. Vamos camino de la celebración de la (no) investidura. Conclusión: los políticos, los líderes, y los que les ríen los chistes, sus compañeros de partido, ya han cobrado y cobrarán sus estupendos salarios sin conseguir lo único importante: un gobierno. Es la negación de su función que no es otra que hablar y llegar a acuerdos. Las elecciones las ganó el PSOE. No hay duda. Hasta el más corto entiende que los resultados ofrecen tres caminos para una presidencia. El primero y más estable parece territorio minado. Es el pacto de libro que ofrece una mayoría absoluta y sólida entre Sánchez y Rivera. Me paso a los nombres propios, porque parece que el problema de esta mayoría que tanto seduce al Ibex español es que ambos no se soportan. Como si en los trabajos fuesen necesario salir de copas juntos. Estos dos que llegaron hace nada a un pacto de gobierno en apenas 21 días son ahora incapaces de reunirse. Es Rivera el del bestial veto. Y Sánchez feliz de que se le cierre esa puerta. Él sí acabamos cometiendo el error de poner de nuevo las urnas el 10 de noviembre solo busca ganar el relato de que no hay que votar de nuevo por su culpa. Ya tiene un culpable: Rivera. El segundo camino es la mayoría de la que veníamos, la de la moción de censura. El denominado gobierno Frankenstein que incluye de todo. Ahí son claves Pedro y Pablo. Pedro tiene que demostrar que la ambición de ser ministro sí o sí de Pablemos es lo que provoca que este mayoría, mucho más inestable y disparatada, también se fruste. Le ofrecí de todo y Pablo Iglesias solo quería una poltrona. Otra vez Pedro buscando ganar el relato que le haga crecer en diputados en unas próximas elecciones. El tercer camino es apelar a la responsabilidad de Casado y que el PP se abstenga por el bien de España para que Sánchez gobierne y evitar el bochorno de colocar urnas. Otra vez, si Casado no se abstiene, la propaganda la tiene Sánchez a su favor. Lo único que no puede calcular nadie es si los españoles que hacemos todos los días nuestro trabajo no estamos hartos de este ridículo. De ver que los políticos cobran sin solucionar nada y, a lo mejor, nos da por abstenernos todos.