Pregunta Pablo

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

14 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El referendo de la OTAN había sido el 12 de marzo de 1986 y aquella clase en la Facultad de Periodismo de Madrid transcurría un par de años después. La consulta y sus motivaciones habían provocado un impacto emocional desconocido en una sociedad que acababa de salir de cuarenta años de dictadura franquista y se afanaba en determinar sus hechuras democráticas. Fue el primer gran volantazo de un PSOE que en 1982 había recibido el apoyo masivo de los ciudadanos y que hasta ese momento apenas había tenido tiempo de decepcionar. Pero aquel mes de marzo del 86 Felipe González dijo Diego donde había dicho digo. La malvada organización militar de la que el PSOE abominaba era un destino innegociable en cuanto los socialistas llegaron al Gobierno. El «OTAN, de entrada, no» se convirtió en «OTAN, de salida, sí». El referendo fue la manera de aparentar que la decisión se trasladaba a los ciudadanos y la sociología tenía que ponerse al servicio de la causa para garantizar que los electores iban a votar lo correcto. En las papeletas que se utilizaron aquel día aparecía un texto de un tamaño inusitado en una consulta de este tipo, redactado de tal forma que facilitaba el resultado que necesitaba González y en el que ni siquiera aparecía la palabra OTAN. Aquel día en la Facultad de Periodismo recibimos una clase cuya trascendencia comprendemos mejor en esta sociedad gran hermano. Los referendos no siempre son un artefacto democrático que sublima la expresión de la voluntad popular. A veces son una burda manipulación que utiliza a los electores. Pablo Iglesias lo sabe. Y por eso le pregunta a sus bases. Para que ellas también voten lo correcto.