Trump y la "realitypolitik"

Jorge Quindimil

OPINIÓN

03 jul 2019 . Actualizado a las 07:33 h.

Hace unos días estaba en Chile en una conferencia sobre la postglobalización en la que se calificó a Donald Trump como un monstruo, pero en el sentido de Antonio Gramsci, para quien «el viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer, y en ese claroscuro surgen los monstruos». Monstruo para unos y héroe para otros, Trump nos ha acostumbrado a hacer historia. Esta vez, como el primer presidente de EE.UU. en pisar el territorio de Corea del Norte.

Trump viene haciendo historia en Corea del Norte desde el año pasado, cuando se convirtió en el primer presidente de EE.UU. en reunirse con un presidente norcoreano. Atrás quedaron las amenazas trumpianas de responder a Corea del Norte con fuego y furia (expresión que acabaría dando título al polémico libro de Michel Wolff), o las descalificaciones contra Kim Jong-un, al que llegó a llamar «hombre cohete», tras sus ensayos con misiles en 2017.

El fin de estas buenas relaciones entre enemigos íntimos debería ser la paz, concretada en términos de desnuclearización de Corea del Norte. El mensaje de paz es mayor en la medida en que el encuentro se produjo en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas (paradójicamente, una de las zonas más militarizadas del mundo). Pero hay pocos pasos concretos a favor de la paz: ningún avance desde la ruptura de negociaciones en el anterior encuentro en Hanoi entre ambas partes, al no haber acuerdo sobre la retirada de sanciones; Corea del Norte sigue con lanzamientos de misiles; y Trump insiste en que no tiene prisa en este proceso. «No queremos hacerlo rápido, queremos hacerlo bien», dijo después de haber pisado territorio norcoreano.

Este encuentro «histórico» se produce ¡a partir de un tuit de Trump!, lo que nos da idea de su banalidad. Es una diplomacia de reality-show, como la calificó el antiguo oficial del Pentágono, Van Jackson. Trump ha trascendido la realpolitik, basada en intereses antes que en ideales, y ha creado la realitypolitik, basada en los mismos intereses sin valores pero primando el espectáculo mediático. Trump es un maestro del reality show, le sirvió en política interna y ahora en política internacional. Ha conseguido lo que parecía imposible varias veces -como ser presidente de los EE.UU.-, pero ¿podrá conseguir la paz con un tuit?