Sánchez no puede seguir tocando la lira

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

FRANCOIS LENOIR

02 jul 2019 . Actualizado a las 13:17 h.

Con el anuncio de la fecha de la sesión de investidura, España pone en marcha hoy una dramática cuenta atrás política. De superarse el plazo de dos meses a partir de la primera votación fallida sin que Pedro Sánchez consiguiera ser elegido presidente, el país se precipitaría por el abismo de una repetición de las elecciones. Una hipótesis catastrófica, porque prolongaría sine die el desgobierno de España en un momento crítico por las reformas económicas pendientes, por el nuevo desafío independentista que aguarda en cuanto se conozca la sentencia del procés y por el complejo contexto internacional en Europa y en el resto de mundo.

Sería la segunda repetición de unos comicios en cuatro años, lo que ofrecería una imagen de inestabilidad que lastraría el buen momento económico del país tras una época de sacrificios pagados a costa del bienestar de los ciudadanos. En definitiva, una irresponsabilidad absoluta. Precisamente por el disparate que supondría llegar a ese punto de no retorno, resulta más injustificable la actitud de Pedro Sánchez, que más de dos meses después de las elecciones no ha emprendido siquiera una negociación sobre medidas políticas o sobre un programa de gobierno con ningún partido. Ni ha ofrecido un pacto a Unidas Podemos, más allá de un fantasmal «Gobierno de cooperación» que no significa nada, ni ha planteado a Ciudadanos o el PP compromiso alguno que permita que ambos le faciliten la investidura. Se limita a esperar a que el tiempo pase para que, ante la inminencia del desastre, sean los otros los que le den el Gobierno gratis total. Una estrategia que supone jugar de manera irresponsable con el futuro del país y con sus ciudadanos, y que demuestra que lo único que le importa es alcanzar el poder a toda costa.

Pero, además de esa actitud propia de un Nerón que toca la lira mientras arde Roma, Sánchez y su gurú Iván Redondo han creado una gran ficción que mantiene engañados a muchos ciudadanos y no pocos analistas. Transmiten la idea de que bastaría con que Unidas Podemos vote a favor para que la investidura salga adelante. Pero no es así. Incluso con el apoyo de Unidas Podemos, del PNV y de otras pequeñas fuerzas, con esa vía Sánchez necesitaría irremediablemente pactar con los independentistas. Algo que se está hurtando deliberadamente del debate. Sin la abstención o el voto a favor de ERC o de Bildu, no hay Gobierno de izquierdas posible. Con coalición o sin ella. El otro gran teatro de Sánchez es insistir en que la abstención de Ciudadanos desbloquearía la investidura. Falso. Si eligiera la vía de alcanzar la presidencia gracias a Cs, Unidas Podemos votaría no, con lo que habría más sufragios en contra que a favor.

Sánchez debe dejar de jugar a la ruleta rusa con España y negociar su investidura sin esperar a que los apoyos caigan del cielo. Pero, por encima de todo, debe decir la verdad. O gobierna en precario y dependiendo de los independentistas, o lo hace en coalición con Ciudadanos con 180 escaños. Esas son las únicas opciones. Lo demás, son cuentos, mentiras y teatro político.