¿Quién impide la investidura?

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

30 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras las elecciones de diciembre de 2015 el gran debate nacional fue enseguida el de quién tenía la culpa de que no hubiese investidura. Cuando aquellos hechos son ya historia, la cuestión no ofrece dudas: la responsabilidad recayó entonces en Sánchez por entero. Después de intentar llegar a la Moncloa ¡con 84 diputados! y obtener el NO más rotundo del Congreso (219 a 130) Sánchez rechazó la única fórmula que podía evitar nuevos comicios: el gobierno de gran coalición PP-PSOE que Rajoy ofertó a los socialistas. El empecinamiento de Sánchez en su «no es no» hubiera, de hecho, acabado en unas terceras elecciones de no haberlo defenestrado el PSOE, acto que probó que también los socialistas lo creían directo responsable del bloqueo.

La historia, para nuestra desgracia, se repite. De nuevo, como en el 2016, el debate político versa ahora sobre quién impide la elección de presidente. Y de nuevo, como entonces, Sánchez echa a los demás una culpa que es exclusivamente suya.

El candidato socialista censura a Podemos su exigencia de una coalición, que es lo que plantearía cualquier otro partido europeo que se hallase en la posición de los de Iglesias. ¿Por qué razón los ministerios han de ser importantes para un PSOE con 123 diputados y no para quienes le ofrecen el apoyo de 42, que podría ser imprescindible? Y Sánchez carga contra Rivera, pese a que hizo toda su campaña proclamando que había que echar al líder del PSOE del Gobierno, lo que compartían, por cierto, quienes ahora piden en Ciudadanos la abstención.

Si ya es increíble que el candidato socialista reparta culpas a diestra y siniestra, lo que indicaría que le da igual ser investido con el apoyo de la extrema izquierda y el separatismo o el de los más duros adversarios de una y otro, lo es más que haga a los otros responsables de lo que solo es culpa suya. Si Sánchez no quiere gobernar con Podemos que lo diga y explique los motivos; y si quiere hacerlo que acepte el que sería en cualquier democracia el más natural de los arreglos: un gobierno de coalición con quienes van primero a investirlo y luego a sostenerlo en el Congreso. Del mismo modo, si Sánchez quiere gobernar con Ciudadanos que le haga una oferta de coalición con un programa, pues exigir a los de Rivera que se abstengan porque sí es solo un modo de intentar cargarles una responsabilidad que le corresponde al candidato del PSOE por entero.

La verdad es que Sánchez aspira a un imposible: gobernar con 123 diputados como si tuviera 176. Por eso acusa a todos de falta de sentido del Estado, cuando es él quien actúa pensando en sus propios intereses. Y por eso ha llegado al delirio de proclamar que «España necesita un Gobierno en julio» y, al tiempo, amenazar a todos, si no lo invisten porque sí, con otras elecciones que retrasarían la formación del ejecutivo hasta finales de año. Viva la coherencia, sí señor.