Las infamias y la tercera España

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE DESDE LA CORTE CARTAS AL DIRECTOR

OPINIÓN

28 jun 2019 . Actualizado a las 01:26 h.

Harto como estoy de caracterizaciones políticas binarias, o por mejor decir frentistas, reconozco que cuando se empezó a desconfigurar el bipartidismo e irrumpieron Podemos y Ciudadanos, uno albergó la esperanza de entrar definitivamente en modelos no binarios. En el 2015 Ciudadanos parecía que se situaba en ese modelo, pero la actitud brutal de Iglesias y los suyos en busca de cuota de poder impidieron ensayar un nuevo modelo de gobernanza. Luego repetimos elecciones algo, que visto lo visto, es el escenario perfecto para esconder la incompetencia de los políticos al uso. Y debió de ser el PSOE, con Ciudadanos ya en la orilla derecha, quien se tuvo que desangrar para facilitar un gobierno Popular.

Los escenarios posteriores, dominados por el conflicto inconstitucional de los soberanistas, alejaron ya cualquier posibilidad de una política de entendimiento. En esa rendija se introdujo el vicio de las infamias. El discurso de Albert Rivera y los suyos se estructuró en torno a constitucionalistas y los que no. Esforzándose en que los socialistas fueran arrinconados entre los no constitucionalistas. Mejor nos hubiera ido si simplemente nos identificáramos como no independentistas.

Todo ello, 155 incluido, nubló la capacidad política de quienes, con abuso, patrimonializan el concepto de ciudadanos. Sus éxitos en Cataluña, primera fuerza en las autonómicas del 155, tienen inéditas todavía las políticas realizadas, hasta el extremo de que sus dirigentes se han trasladado a Madrid para desarrollar historias como la del «relator desconocido», que les llevó a compartir plaza con la extrema derecha y los populares, o hacer apariciones en pueblos y ciudades con conflicto cierto o sobrevenido, recontar como independentistas a nacionalistas o regionalistas, salvado el caso de los foralistas navarros, a la búsqueda de evidenciar y propalar lo que consideran sus infamias.

Todo ello llevó inevitablemente a que quienes habían contribuido a construir Cs, y también a quienes lo veían como esperanza para equilibrar a derecha e izquierda la política española, alzaran su voz con un no era esto. La impecable salida argumentada por Toni Roldán con «son momentos difíciles que requieren de generosidad y altura de miras. ¡Cuántos países en Europa querrían una mayoría fuerte en el centro, sensata y europeísta!», fue su última reflexión en voz alta. Pero Arrimadas y Rivera ya no estaban para atender a razones, como se vio con Manuel Valls en Barcelona. Y como respuesta certificada están los nombramientos para sustituir a Roldán: Marcos de Quinto y Edmundo Bal. Uno reforzando las políticas económicas de bajada de impuestos en caída libre, el otro adalid en la Abogacía de Estado del delito de rebelión. Quizá ambos nombramientos hayan sido celebrados brindando con Quinta de Vale Meao. Ciudadanos ha decidido ser derechas, validar a los ultras de Vox y eliminar a los desafectos. Una oportunidad perdida para la tercera España.