Salarios y costes laborales al alza

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

20 jun 2019 . Actualizado a las 07:51 h.

Primero nos advirtieron que la subida del salario mínimo destruiría empleo a mansalva. Como los augurios no se han cumplido hasta ahora, el Banco de España, profeta de la catástrofe, en vez de envainarse sus admoniciones las prorroga: «No sabremos su efecto hasta el verano del 2020», recula a medias el gobernador independiente.

Mientras esperamos a que se cumpla el aciago vaticinio, ya encontraron los gurús del liberalismo otro efecto pernicioso de los «viernes sociales» de Pedro Sánchez: los costes laborales de las empresas se han disparado en el primer trimestre. Aumentaron un 2,1 % en un año, el mayor avance en el último lustro. Me sorprende que haya quien se sorprenda del dato, porque no hay que ser muy listo para concluir que si suben los costes laborales -salarios y cotizaciones sociales- ...suben los costes laborales. Un vaso es un vaso, que diría el recordado Rajoy. Cosa distinta es la evaluación de esa subida y sus efectos sobre empresarios, trabajadores y economía en general.

Anticipo una lectura positiva de los datos facilitados por el INE. Los costes salariales de las empresas aumentaron un 1,7 % en un año, impulsados por el alza del salario mínimo en un 22 %, la mejora de las retribuciones de los empleados públicos en un 2,25 % y las subidas de los convenios colectivos por encima del 2 %. Los trabajadores están recuperando una pizca del poder adquisitivo perdido en los últimos años. Mejora un ápice la calidad del empleo. Poco, pero menos da una piedra.

Las cotizaciones sociales, el otro componente del coste laboral, también subieron. Las mínimas, en la misma proporción que el salario mínimo. Las máximas, un 7 %. En conjunto, un 3,1 %. El gran beneficiario del incremento es sin duda el sistema de pensiones. La Seguridad Social recaudó por cuotas, en los meses de enero y febrero, más de 20.000 millones de euros, cifra récord que supera en un 6,5 % la del mismo período del año pasado.

Los datos indican una ligera redistribución de recursos, favorable a las rentas del trabajo y de las administraciones públicas. Pero que beneficia también a los territorios con salarios más bajos: Extremadura y Galicia son las comunidades con mayor incremento de los costes laborales en el último año, un 3,6 % y un 3,2%, respectivamente.

Veamos ahora el envés de la hoja. El argumentario negativo, que siempre evita introducir los beneficios de las empresas en la ecuación, incide en la misma cantinela: el aumento de los costes laborales menoscaba la competitividad. Las subidas salariales provocan inflación. Los productos salen más caros de fábrica y esos michelines en el precio les impide competir, de tú a tú, con los productos extranjeros. Tales axiomas, indiscutibles en otras circunstancias, no se cumplen en la situación actual. El aumento de los costes laborales no ha disparado la inflación. El incremento anual del IPC se situaba en marzo en el 1,3 % y en mayo bajaba al 0,8 %. Quizá haya que esperar también hasta el verano de 2020 para observar sus hipotéticos efectos nocivos.