La selectividad: un único examen sería lo justo

Jaime Gómez Márquez FIRMA INVITADA

OPINIÓN

11 jun 2019 . Actualizado a las 08:44 h.

Poner algún filtro académico (nunca económico) para entrar en la universidad pública es algo lógico y necesario por tres razones: 1. No todos los estudiantes están capacitados para estudiar según que carrera, aunque les guste mucho. 2. Los recursos humanos, estructurales y presupuestarios de la universidad son limitados (si hubiese una entrada libre a cualquier carrera, la universidad colapsaría y habría que cerrarla). 3. La demanda social que debería condicionar, parcialmente, el ingreso y la formación de graduados. Por todo ello es necesaria una prueba de acceso a la universidad, llámese selectividad, PAAU, o EvAU (¡que manía con inventarse nombres y siglas nuevas para el mismo proceso!).

Dicho todo esto, en relación con los exámenes de selectividad hay tres aspectos muy importantes a tener en cuenta: 1. Que los estudiantes que se presenten a la prueba de acceso a la universidad tengan claro lo que entra en el examen. 2. Que los exámenes sean proporcionados (no se centren exclusivamente en una parte del programa) y equilibrados (ni muy difíciles, ni muy fáciles). 3. Que la corrección y calificación de los exámenes sea objetiva, con unos criterios muy claros para todos los correctores que dejen poco o ningún margen a la discrecionalidad. Digo esto desde mi experiencia como coordinador de la materia de Biología; durante muchos años tuve la responsabilidad de supervisar el programa de Biología y poner los exámenes de dicha materia para la selectividad. Para tranquilidad de todos (estudiantes y familiares), el sistema de acceso a la universidad es «limpio» y funciona razonablemente bien, al menos en Galicia.

Si viviésemos en un país cohesionado (algo que no es cierto) y si quisiésemos que todos los estudiantes tuviesen las mismas posibilidades de acceso a cualquier universidad pública española (como debería ser), entonces la prueba de selectividad debería ser la misma en toda España, con la excepción del examen relacionado con la lengua vernácula. Eso obligaría a que todos los estudiantes españoles recibiesen una enseñanza, sin adoctrinamientos o excesivos localismos, con unos contenidos similares, lo cual, si está bien diseñado, sería magnífico.

Ante un problema con el examen de Matemáticas en Valencia, he leído y escuchado algunas simplezas por parte de la ministra del ramo y de la CRUE (el cónclave de los rectores hispanos). La ministra se opone a que el examen sea el mismo en toda España diciendo: «Si por único entendemos exacto, no, no es necesario, sería un empobrecimiento del currículo». Extraña justificación que no creo que entienda ni ella misma. Del mismo nivel de esoterismo es lo que ha dicho la CRUE, que achaca las diferencias en la EvAU entre autonomías no a la mayor o menor dificultad de las evaluaciones, sino a «otro tipo de condicionantes socioeconómicos». ¡Qué pasa! ¿qué los pobres saben menos que los ricos o viceversa? Ya sabemos que todos estos malabarismos argumentales son para no incomodar a los nacionalistas recalcitrantes, que como buenos clasistas se oponen a todo aquello que signifique igualdad entre ciudadanos (misteriosamente los que se llaman de izquierdas están fascinados por esta ideología identitaria y excluyente). ¡Ah! Se me olvidaba: el PP ahora dice, sin ruborizarse y pedir disculpas, que debería haber un examen único. ¿Por qué no lo hicieron cuando gobernaron con mayoría absoluta? Es alucinante la incompetencia y volatilidad propositiva de nuestros dirigentes.