El pulso se presenta tan intenso como interesante. Cierto que estamos en la fase de tanteos, ofertas, propuestas, sondeos y órdagos, pero vamos a ver quién es el que al final dobla la rodilla y justifica su cesión en aras del bien de España. Porque de momento el órdago que Ciudadanos acaba de lanzar negándose a negociar acuerdos de gobiernos con los ultras de Vox coloca a estas dos formaciones, y también al PP que es el más interesado, en una situación difícil de razonar.
Los daños pueden ser irreparables. Si ninguno de los dos, Cs y Vox, ceden, los de Rivera pueden irse olvidando de acceder al poder aunque sea en el ayuntamiento más pequeño. Y sabemos que el poder es una de las obsesiones de Alberto Carlos para ir subiendo peldaños, pero intentar obtener apoyos sin tan siquiera sentarse a negociar se antoja un tanto irreal. Pero aún peor es si el mantenimiento del veto permite gobiernos socialistas, como puede ser el emblemático caso de Madrid, porque entonces los responsables directos serán Rivera y Abascal por no impedirlo. Y tanto para quien estableció un cordón sanitario como para los ultras que vienen para evitar precisamente eso, los resultados pueden ser catastróficos.
Claro que queda una tercera opción y es la que se antoja más factible para todos, especialmente para Ciudadanos. La de Andalucía, que no es más que negociar con el PP lo que este negoció con los ultras. Por el bien de la democracia y de España, que es lo que lo justifica todo. El caso es no aparecer en la foto para no ser motivo de guasa, que bastante tienen con la de Colón, en la que tampoco querían estar pero en la que resultó que estaban. Aunque de medio lado y mirando hacia Poniente.
Ya verán como al final se avienen a negociar, sin mirarse a la cara, a través del PP y sin querer enterarse y negando aquello que cantaba Objetivo Birmania, allá por los años 80, de que los amigos de mis amigas son mis amigos.