Valle-Inclán, tinta de licor café

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

26 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Está en la santísima trinidad de la escritura española, con Cervantes y Quevedo. Reina en Galicia, muy por delante de Cela, Cunqueiro o Emilia Pardo Bazán. Su talento es universal. Le habla de tú a Neruda y a Lorca, de vos a Borges, de toi a Proust y de you a Shakespeare. Valle-Inclán es un genio, un océano de palabras. Su música sale directa de la cabeza de Beethoven. Hoy La Voz ofrece con el periódico la Sonata de Primavera y la de Estío, una barbaridad imprescindible en cualquier biblioteca. El precio es simbólico, si lo comparamos con el coste que hoy tienen los libros. La edición está a la altura del monstruo. Es tan única como él. Está avalada por la Cátedra Valle-Inclán de la Universidad de Santiago. Un equipo dirigido con pulso sabio por Margarita Zas y que cuenta con Javier, Rosario, Adriana, Xaquín y Sandra, cada uno especializado en una de las obras que ofrecerá La Voz durante catorce domingos. Así son expertos los que le han puesto la lupa a cada texto. Cuando nos reunimos con ellos no pude evitar decirles la envidia que sentía porque sus vidas estuviesen dedicadas a estudiar a Valle. Esta iniciativa es un festival del lenguaje que no debe faltar en la casa de un gallego que se precie. Nadie ha retratado de forma tan rotunda y profunda el alma de nuestro pueblo. Valle es cumbre, tinta de licor café. Los que somos padres estamos ante la típica colección que es la mejor herencia que le podemos dejar a nuestros hijos. Libros que usarán ahora en sus estudios, al estar incluidas las obras que son necesarias en la ESO y el Bachillerato, pero que luego valorarán y serán un hermoso recuerdo de sus padres. No hay mejor legado que la educación, que la cultura. Estas Sonatas, Luces de Bohemia, Tirano Banderas… No lo duden. Los ejemplares vienen con premio. La Cátedra Valle-Inclán ha utilizado y auscultado las primeras ediciones que revisó el autor. Del escritor al experto, y a la imprenta. La viñeta que ilustra el libro la eligió Valle. Así de genial era. Cabían el universo y la estética en su cabeza. Las capitulares que abren los capítulos, espectaculares, son también fruto de su selección. Un director de arte. Y mi compañera diseñadora Manuela Mariño ha seguido esa estela y ha alcanzado o superado la ola con su dibujo identificativo de la colección con el icono de la barba y las gafas redondas de Valle. Un sello que quedará. Leer a Valle es aprender a leer y a escribir, a la vez. Nadie maneja el billar del lenguaje como él. Sus párrafos son las tonadas del flautista de Hamelin, legiones de seguidores con corazón de niños o de enamorados le seguirán para siempre. Leerlo es amar(lo).