Haftar, ¿el nuevo dictador libio?

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

Esam Al-Fetori

10 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Jalifa Haftar es un veterano militar libio seguidor de la escuela nacionalista del egipcio Nasser. Nacido en 1943, en la localidad de Adjabiya, recibió formación militar y colaboró con Muamar al Gadafi para derrocar al rey libio Idris en 1969. Con el transcurso de los años fue nombrado jefe del Estado Mayor hasta que su participación en la Guerra de Chad en 1986 le hizo caer en desgracia al ser hecho prisionero por el enemigo. Tras ser liberado en 1990 vivió dos décadas en EE.UU., al parecer bajo la tutela de la CIA, quien le habría apoyado y financiado en algunos atentados fallidos contra Gadafi.

En el 2011 regresó a Libia y colaboró para derrocar a Gadafi. Opuesto al gobierno islamista que venció en las primeras votaciones post?Gadafi, Haftar se alió con la facción contraria, articulada en torno a la ciudad de Bengasi. Desde entonces ha liderado a las milicias que han ido derrotando al Estado Islámico hasta casi eliminarlo del país. Este éxito militar le granjeó las simpatías de la población vinculada a Bengasi, es decir, la mitad oriental del país, hasta el punto de considerarse con el respaldo suficiente como para atacar en el 2014 al Parlamento de Trípoli y hacerle huir a la localidad costera de Tobruk, donde sigue actuando.

A la vista de los acontecimientos, la comunidad internacional decidió propiciar unas negociaciones para poner en marcha un Gobierno de Acuerdo Nacional en Tripoli y estabilizar así el país, al tiempo que también intentaba captar la colaboración de Haftar. Pero parece que el general, de 75 años, tiene prisa por llegar al poder al estilo del egipcio al Sisi y ha decidido avanzar por sorpresa contra Trípoli. Ahora la disyuntiva está en apoyar a un hombre fuerte que elimine la amenaza yihadista y garantice el control y la seguridad de un país que nada en petróleo pese a que su perfil no será democrático, o permitir que el país derive hacia el caos. La elección no parece difícil.