El infatigable Manuel Fraga entra en campaña desde el más allá

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

07 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

No habrá asuntos por los que preocuparse. Primero fue el Ayuntamiento de Ferrol para las generales y ahora es el de A Coruña para las municipales. Ambos han decidido que Manuel Fraga debe ser prioritario en campaña. Ambos a propuesta del BNG, con el impulso de las Mareas y con el torpe apoyo del PSOE, han sacado adelante mociones para quitarle a Manuel Fraga, ex presidente de la Xunta con cuatro mayorías absolutas, el título de hijo adoptivo. Es humo político. Las mociones lo son. En realidad Manuel Fraga sigue siendo hijo adoptivo de las dos ciudades. Todas las distinciones tienen reglamentos propios y para quitarlas se necesitan acuerdos plenarios, no simples mociones. Pero todo sea por el espectáculo y por conseguir que don Manuel entre en campaña desde el más allá, con lo que le gustaban a él las campañas. Era infatigable.

Seguro que sonríe desde Perbes, a medio camino de las dos ciudades. Es una pena que no esté para defenderse. Se las apañaría bien solo, sobre todo si comparamos su tamaño político con el de las miniaturas que sufrimos. Está de moda practicar un revisionismo absurdo, de la parte que nos interesa. Por supuesto ni una mención, solo esta moción de ira, a su papel clave en la Transición o a su ratificación totalmente democrática durante 16 años como presidente de los gallegos. Todo eso da igual. No importa la basura acumulada en las calles ni confundir la gestión con fumar en una bañera. Se han montado con Manuel Fraga una venganza, tanto afán de presunta pureza da mucha pereza mental. Que se busquen un teatro privado para estos fuegos provocados. Mociones para perder el tiempo. Ahora todavía tendrán que iniciar un expediente formal de retirada que pasará por la comisión de honores, con un informe preceptivo pero no vinculante. Y volver a llevarlo a pleno, de otra corporación, porque el jueves ya estamos en la campaña de Manuel Fraga por lo que se ve, para su aprobación definitiva como acuerdo plenario. Muchas ganas de enredar. O de ocultar cuatro años. La España que eligió reconciliarse con la Constitución sufre hoy.